NISA.
Recibí el quinto pañuelo que Leorio me extendió, llevo diez minutos aquí, viendo la tumba de mi abuela, preciosa, sin nieve encima a pesar del mal clima, lleno de flores por todas partes, la lápida de mármol, su nombre, su fecha de nacimiento y defunción, acompañada de una bonita frase: "Aquellos que alimentaron nuestra alma siempre vivirán en nuestros corazones" y también "Aquí yace una amada abuela y la mujer más valiente que he conocido".
Sin duda los Vural se han estado ocupando de ella en mi ausencia, Asya está... está preciosa, y acompañada siempre.
— Ángel, no creo que sea buena idea que sigas llorando, no te hace bien.
Dijo Leorio, entregándome un sexto pañuelo, frotándome la espalda con la otra mano, diez hombres a dos metros de nosotros, observando en todas direcciones, Can está paranoico con la seguridad y yo no le dije nada, Aslan es un enfermo hijo de puta que bien podría querer matarme para hacerle daño a su hermano y yo no quiero que mis hijos estén en el fuego cruzado.
— Al menos... debería... intentar decir... decir... algo...
Ahogándome con mis palabras mientras hipaba, mirando a mi abuela, recordando como fue que murió, lo ultimo que dijo, la rapidez con la que sus ojos perdieron esa luz de vida, el olor... los gusanos que se la comían...
— Ángel, lo siento, pero no estás en condiciones de quedarte, nos vamos — abrazándome por los hombros— Te está dando un ataque de angustia.
Ahora que lo menciona caigo en cuenta de los síntomas, mi corazón late tan rápido y tan fuerte que me tapa los oídos, no puedo parar de temblar ni de llorar, mis piernas se mantienen firmes de puro milagro, todo en lo que pienso es en Asya y los malditos gusanos, sudo frío, tengo un frío horrible, respiro tan rápido que apenas y logra llegar algo a mis pulmones, no me siento bien, pero no me había dado cuenta de eso.
— Llamen al jefe.
Dijo alguno de los escoltas a la distancia mientras me refugio en el pecho de Leorio para no mirar, negando.
— Es una pequeñes, no lo llamen, Can debe estar ocupado.
— Él dijo expresamente que cualquier cambio anímico, cualquier preocupación o molestia debía ser informado — dijo Leorio— Y para mí, esto debe ser informado, ángel, yo también estoy preocupado.
— Pero estoy bien.
Y sonó tan irónico...
Estaba hecha un mar de lágrimas, pero sigue costándome trabajo apoyarme en el resto, en... en él, mi novio, mi prometido, mi... mi próximo esposo, no me acostumbro a tener a alguien a mi lado que no va a darme la espalda, golpearme, gritarme, o lastimarme de otra manera, nunca tuve a nadie además de Asya.
— Preciosa, ambos sabemos que no estás bien, pero tranquila, el duelo es normal, superaremos esto todos juntos.
Me quedé así, entre sus brazos por lo que parecieron varios minutos, las voces de los escoltas a lo lejos daban ordenes y se preocupaban de cubrirnos de la nieve que comenzó a caer sobre la ciudad, una sombrilla grande para Leorio y para mí, y otra... para mi abuela, Asya siempre cuidada, siempre recordada.
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Teatro de Sombras (+21)
RomanceNisa es la secretaria del gran empresario Can Vural, sólo que... Nunca lo ha visto. Nisa es rebelde, alocada, intrépida, no mide el peligro, no obedece y no baja la cabeza ante nadie, es secretaria y sicaria, trabajando para los Vural luego de firma...