Nisa es la secretaria del gran empresario Can Vural, sólo que... Nunca lo ha visto.
Nisa es rebelde, alocada, intrépida, no mide el peligro, no obedece y no baja la cabeza ante nadie, es secretaria y sicaria, trabajando para los Vural luego de firma...
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CAN.
Moví el rostro hacia los lados para espabilar, no tengo idea de cuantas veces me he corrido ya, Nisa es insaciable y yo simplemente no tengo suficiente de ella, sigue siendo irreal tenerla conmigo otra vez, pensé que estaba muerta, joder, un año sin su presencia a mi alrededor, críe dos niñas por mi cuenta, creyéndome incapaz varias veces, pero lo logré, logré sacar todo adelante y recuperé a mi esposa que renació desde las cenizas más sexy y más perversa de lo que recordaba.
Estoy viviendo mi mejor momento.
— Apoya las manos en la pared.
Ordené perdido en el éxtasis de su cuerpo, admirándola.
Herida y todo sigue siendo la mujer más hermosa que he visto, ella luchó con garras y dientes por meses para volver con nosotros y siempre se lo voy a agradecer.
— Can, ya no puedo más, estoy cansada...
Dijo, pero eso no quitó que se levantó y apoyó las manos justo dónde le pedí, separando las piernas e inclinándose para darme total acceso.
— Tu cuerpo no dice eso, huesos — moviendo su cabello hacia un lado para besarle la espalda— ¿Segura que ya no quieres más?
Sujetando mi pene, deslizándolo entre sus piernas para rozar su hinchado clítoris, sintiéndola temblar, deleitándome con los morbosos sonidos que escapan de su boca.
— Claro que no estoy segura — se las arregló para decir— Me encanta el sexo contigo, pero me tiemblan las piernas, temo terminar en el piso ¿Podemos ir a la cama ya? Me abriré de piernas para ti y dejaré que me folles todo lo que desees, aún tenemos tiempo.
Me importa una mierda el mundo si puedo tenerla a ella entre mis brazos antes de ir a la cama y al despertar, todos los días, sin límites...
— Jamás te dejaría caer, nena —Haciéndola girar para que me mirara— Nunca más volveré a soltar tu mano, siempre estaré para ti.
Guiándola hacia la cama que tanto añoraba, viéndola tomar asiento con una enorme sonrisa seductora adornándole el rostro, arrastrándose hacia atrás antes de separar las piernas y mostrarme ese delicioso coño lleno de mí, sigue escurriendo semen de él, eso hace que deslizarse en su interior sea mucho más fácil, y el sonido más morboso.
— Sigue provocándome y las consecuencias te las llevarás tú, mi amor.
Alzándole las piernas por las rodillas, hundiéndome en ella de una estocada, deleitándome con sus sonidos deliciosos otra vez, y la estreches de su canal, siempre tan dispuesto a recibirme.
— Me gustan las consecuencias, Can ¿Alguna vez me has visto retroceder?
Arañándome los brazos, echando la cabeza hacia atrás cuando presioné ese punto que tanto le gustaba, retrocediendo y golpeando el mismo punto una y otra vez, no hay nadie que conozca su cuerpo mejor que yo, sé exactamente cómo le gusta, cuando hay que exigirle, cuanto presionar, yo lo sé todo.