El Torneo.

22.- El Hechizo.

Lamento tanto mi ausencia, había intentado escribir, pero no me gustaba lo suficiente como para publicarlo.
Mi trabajo, la casa y demás responsabilidades me han consumido casi por completo, pero he intentado hacerme un tiempo para ustedes.
Y bueno, este es el resultado. Feliz Navidad y próspero año nuevo.

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Hermione apretó el palo de la escoba. Estaba nerviosa, sus manos estaban temblando y sudaban, estaban resbalosas.
-¡Que comience la tercera prueba del Torneo Internacional de Magia! -Gritó Dumbledore.
Aplausos, tambores y gritos se escucharon, luego las puertas se abrieron y el sol los cegó por un par de segundos.
Era todo, no podía escapar, no esta vez. Estaba condenada.

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-¡Basta! -Gritó Hermione- Aren, todo está bien, solo estábamos bromeando.
-Pues no parecía un juego, Herms -Aren la miró.
Draco se puso de pie con dificultad, al final de cuentas, aún estaba un poco ebrio.
-Tranquilos, no hay necesidad de ponernos violentos -Intervino Theo mientras le ayudaba a Draco a ponerse de pie- Todo fue un mal entendido.
-¿Y qué fue lo que mal entendimos? ¿Eh? -Aren volvió a acercarse a Draco- ¿Qué estabas haciendo?
-Relájate -Respondió el rubio- Ya escuchaste a Granger, estábamos bromeando.
-No parecía eso
-Aren…
-Bueno, pero tú que vas a saber -Draco se acercó a él- Tú no estabas aquí, cuidándola, haciendo guardia, así que cierra la boca y deja de estar molestándome.
-Tú a mí no me vas a dar órdenes, Malfoy, no soy uno de tus elfos.
Draco soltó una carcajada.
-Pero sí podrías ser mi perra si así lo quisiera -Respondió.
El puño de Aren volvió a estamparse en la cara de Draco, rompiendo su nariz. Draco esta vez no cayó y logró responder casi de inmediato, pero no lo haría a la forma muggle como Aren, él uso su varita, haciendo que Aren saliera disparado al otro extremo de la habitación, golpeando un librero.
-¡Aren! -Hermione corrió para ayudarlo, pero Aren ya había contraatacado con su varita.
La batalla comenzó.
Hechizos volaron por todo el salón, rompiendo todo lo que impactaban.
-¡Basta! -Gritó Freya- ¡Chicos, basta!
Hermione quiso intervenir, pero Alec la jaló hacia el exterior. Eran dos chicos enojados, no harían caso.
A penas los chicos salieron, Draco salió volando por la puerta, cayendo de espaldas en la nieve.
-¡Ya! -Hela se puso frente a Aren- Aren, te meterás en problemas, basta.
-¡¿Qué pasó, he, Deveraux?! -Draco se puso de pie y sonrió- ¿Tu hermanita te controla?
-¡Ya cállate Malfoy! -Gritó Theo- Somos amigos, no hay por qué pelear.
-¿Amigos? -Draco hizo una mueca- Yo no vine aquí a hacerme amigo de un montón de ineptos, mestizos y… -Miró a Hermione- Sangres sucias.
Aren empujó a Hela y lanzó un hechizo, pero Draco fue rápido y de un movimiento logró esquivarlo, Aren no tuvo tanta suerte, pues aquel hechizo, el cual Draco nunca había utilizado, lo impactó directamente en el pecho.
-¡Sectumsempra!
Aren salió disparado hacia atrás y cayó de espaldas en la nieve.
-¡Aren! -Hermione corrió hacia donde había caído.
Su rostro y los gritos que Hela y Freya soltaron, le indicaron a Draco que algo no estaba bien.
Draco caminó lentamente hacia el chico y lo que vio, le heló la sangre.
Aren sangraba, sangraba mucho de todas partes… La blancura de la nieve pronto se tornó rojiza. Aren temblaba, no podía hablar, pues su boca también sangraba.
-Yo no… -Tartamudeó- Yo no quería…
-¡Ayuda! -Hermione se hincó a un lado de Aren e intentó cubrir las heridas con sus manos para detener el sangrado, pero eran demasiadas, no podía- ¡Ayuda!
Freya se acercó a Draco y le dio una bofetada, luego lo empujó.
-¡Eres un imbécil!
Freya le apuntó con la varita, pero Alec se la arrebató.
-¡Basta! -Alec la jaló- Ya vimos lo que pasa si no se detienen
-¡No te duermas! -Gritó Hermione- Aren, por favor, no cierres los ojos -Rogó.
-¿Qué sucedió?
Hyunjin había aparecido con el profesor Salvatore detrás. Evan miró a Draco y corrió hacia él.
-¡¿Qué pasó?!
-Profesor, por favor, ayúdelo -Rogó Hermione con lágrimas en los ojos- Por favor.
Evan se hincó a su lado y con su varita comenzó a rezar un hechizo.
-Vulnera Sanentur… Vulnera Sanentur…
Poco a poco, las heridas de Aren comenzaron a cerrarse, pero él ya había perdido el conocimiento.