14.- La Tormenta

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La época navideña podía sentirse en el aire.

La nieve, la música, los adornos, todo estaba listo en Hogwarts. Las clases terminaron y poco a poco, los alumnos comenzaron a abandonar las instalaciones para ir a sus casas y poder celebrar las fiestas con su familia.

Ese año, Hermione decidió de que se quedaría, pues había descubierto que para la graduación se nombraría al mejor promedio de todos los colegios y era obvio que tenía que luchar por ese puesto.

Aren, insistió en que lo acompañara a su casa para pasar las festividades allá, pero ella no aceptó. El chico era alguien sumamente obediente, respetuoso y familiar, así que no le quedó de otra más que despedirse y marcharse a Francia, donde su familia lo esperaba, Hela hizo lo mismo, pero Freya se quedó. No quería ver a su padre, mucho menos a su madre. Aren no la obligó, pero fue por eso que se sintió con la obligación de no faltar.

La mayoría de los campeones, se fueron, a excepción de algunos, entre ellos Alec, Jasper, Freya, Kim, Theodore y Draco.

Theo les platicó que siempre pasaban las fiestas en el colegio ya que en sus casas no celebraban esas fechas pues consideraban ese festejo como algo muggle.

Un día después de que Aren se fue, Hermione se levantó temprano, aunque en realidad no había podido dormir bien. Se vistió, se puso su abrigo y sus botas para la nieve y salió a caminar un poco.

El frío le golpeó su rostro y se encogió un poco, acomodó su bufanda y comenzó a caminar hacia el lago, el cual ya estaba completamente congelado.

En la prueba pasada los de Koldovstoretz habían ganado y aunque todos pensaron que ellos no les dirían nada, Gantas explicó que no había ninguna pista, solo puntos. Hermione no podría terminar de comprender, ¿por qué puntos? ¿por eso los profesores le daban puntos en las clases, aunque no fueran a Hogwarts? ¿Dónde estaba el contador?

Caminó pensando en qué les esperaba en la siguiente prueba si se suponía que iban aumentando "gradualmente" de intensidad.

Suspiró y alzó la mirada para darse cuenta que ya casi llegaba al campo de Quidditch. Tenía que regresar, desayunaría algo en el castillo, estudiaría un poco y luego presionaría a Alec hasta que este hiciera una lasaña, comida que se había vuelto su favorita, pero cuando iba a darse la vuelta para regresar, logró ver una silueta que corría en el campo.

No pensó que hubiera estudiantes despiertos tan temprano, así que la curiosidad le ganó y caminó hasta llegar ahí. Lo que vio, casi le da un infarto.

Frente a ella, trotando por el campo, estaba un Draco Malfoy sin camisa, ajeno al frío y a una posible pulmonía. Su instinto materno/protector estalló en su interior, tomó aire y gritó.

-¡Draco!

Pero el chico siguió trotando.

-¡Malfoy! ¡Por Merlín!

Caminó un poco más, seguramente no la había escuchado.

-¡Malfoy!

Nada.

¿Cómo es que podía estar corriendo sin camisa en un clima tan helado?

Hermione caminó con paso firme y seguro hacia él, tratando de no resbalarse, pues partes del campo tenían hielo.

-¡DRACO MALFOY!

Draco por fin la miró, un poco confundido, luego se giró y cambió su trayecto hacia ella.

-¿Qué haces aquí? -Le preguntó

-No, ¿qué haces tú aquí? -Respondió- Hace frío y no traes camisa, te dará una pulmonía.

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