8.- El Lago

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Si había algo que Evan Salvatore disfrutaba, era volar por las mañanas.

Siempre se levantaba temprano, así fuera fin de semana y después de correr media hora, se transformaba en águila y sobrevolaba los terrenos del lugar donde estuviera, en esta ocasión, los de Hogwarts.

Ese domingo por la mañana el clima estaba peculiarmente frío, pero tolerable, la neblina estaba un poco baja, pero no le dificultaba la visión.

Voló un rato y se adentró un poco más en el bosque de lo que estaba acostumbrado, al final, tenía tiempo para explorar.

Justo iba sobrevolando una pequeña laguna cuando algo brillante que había cerca de la orilla le llamó la atención, así que decidió acercarse.

Al aterrizar, se transformó de nuevo en humano y lo que vio lo confundió.

En el suelo, estaba el huevo de oro por el que los campeones habían competido en la primera prueba, un abrigo, unos zapatos, un bolso y una varita... Pero no un mago. Evan miró a su alrededor, pero no había señales de vida.

Tomó el bolso y sacó un cuaderno que había en su interior. "Freya Deveraux"

¿Dónde estaba Freya?

Algo dentro de él comenzó a alertarse. ¿Por qué las cosas de la estudiante estaban a la orilla de una laguna?

La respuesta le cayó como agua fría.

Miró el agua, pero estaba demasiado obscura para saber si alguien estaba dentro.

-¡¿Freya?! -Gritó desesperado, esperando que la chica le respondiera desde el bosque, pero no hubo respuesta- ¡Freya!

Nada.

-No, no, no.

Las palabras de aquella noche resonaron en su cabeza: "Morir, tal vez"

-¡Freya!

La desesperación se apoderó de él. Se quitó el abrigo y se lanzó a la helada agua extensión del lago negro.

Con la varita, hizo el hechizo de casco burbuja y luego la encendió para poder ver bien.

La laguna era más profunda de lo que pensaba y la obscuridad que había dentro era tan cerrada que la luz de la varita a penas y alumbraba.

-"Lumos Maxima"

La luz creció y logró alumbrar más allá de su mano. Entonces la vio. Estaba justo frente a él, con los ojos cerrados y sin respirar.

Rápido nadó hacia ella y lo tomó de la cintura para llevarla a la superficie, pero se dio cuenta que su pierna estaba enredada en una extraña planta que nunca había visto.

-"Diffindo"

Con mucho esfuerzo la jaló hasta sacarla del agua. Una vez que estuvo en la superficie, el panorama fue peor.

La piel de Freya estaba de un extraño color gris pálido y sus labios azules. Evan comenzó a temblar, no sabía si era por el frío o por el miedo de que muriera.

-No, no, no -Suplicó- Por favor, Freya

En ese momento, todos los hechizos, fórmulas, pociones, criaturas mágicas, absolutamente dodo lo que había estudiado se borró de su mente, haciendo que se quedara en blanco.

-¡Ayuda! -Gritó- ¡Por favor, ayuda!

Lo único que pudo recordar fue una técnica de RCP.

Temblando, comenzó a presionar su pecho y a darle respiración de boca a boca, pero Freya seguía sin responder.

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