Su bello y grisáceo cabello brillando con la luz solar que entraba por la ventana; su bello rostro apagado y sin colores que parecía combinar con todos los colores de los dulces que habían en la tienda en la cual trabajaba; su bella sonrisa al tomar los pequeños dulces que Mandy le había vendido; simplemente hermoso.
No recuerda cuando fue la última vez que sacudió tan desesperadamente a la morena para poder sacarle el nombre de uno de sus clientes.
ーSu nombre es Gray, imbécilー le contestó amablemente la chica.ー Y por ningún motivo se te ocurra acercarte a él, maldito bufón de pacotilla ー
Acércate a él y no dudes en conquistarlo, fué lo que él escuchó.
Y cómo buen bufón orgulloso y que nunca se rinde, él decidió hacerle caso a esas sabias palabras de su tan querida amiga.
Así que allí estaba él, de pié frente al hogar del mimo al cual estaba acosando, teniendo en mente un sólo objetivo: salir con ese hombre.
Tocó la madera de la puerta con un ritmo alegre y juguetón, en espera de que Gray abriera la puerta.
No pasó mucho tiempo cuando la puerta fue abierta, dejando ver en su interior a aquel mimo del cual nuestro protagonista estaba flechado.
Su mirada curiosa observó atentamente al bufón, el cual sonreía en grande con su presencia.
ー¡Oh, hey! Gray, ¿cierto? Mandy me dijo que olvidaste unos dulces en la tienda, así que decidí traerlos por mi mismo. ーinventó, mostrando frente al mimo una bolsa con deliciosos dulces.ーNo preguntes cómo es que sé dónde vives, es muy fácil saberlo, este lugar es pequeño y todos se conocen entre todos así que no es difícil que te lo digan tan fácil, ¿captas?. Me gusta tu sombrero, por cierto. También tu bastón, y tu maquillaje, y tu traje, muy descolorido para mi gusto pero a ti te queda, te hace ver bien, luces genial, también te ves muy guapo, eres hermoso, creo que me gustas. ¿Quieres salir conmigo? ーhabló rápidamente, sin borrar su enorme sonrisa.
Gray lo miró sin comprender nada, tratando de analizar sus palabras y queriendo encontrar un contexto de la situación. Parpadeó dos veces y alzó una de sus manos manos para tratar de comunicarse, pero Chester lo interrumpió.
ー ¡Genial! Tomaré tu silencio cómo un "sí", ¡Te veo en el cine mañana a las seis de la tarde, si faltas vendré por tí y te arrastraré conmigo! ¡Sé dónde vives, adiós! ーy si más se marchó, dejando en el suelo la bolsa de dulces; Mandy lo mataría por robarse los dulces.
El mimo miró extraño hacia la dirección en la que el bufón se fué, para después tomar la bolsa de dulces del suelo a la vez que pensaba un poco en sus palabras; al parecer tenía una cita.
¿Cine? ¿Había un cine allí? No lo sabía, era nuevo, Shelly aún no le mostraba la ciudad; definitivamente era una muy extraña bienvenida al lugar.
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