𝙊𝙝 𝙣𝙤, 𝘾𝙝𝙚𝙨𝙩𝙚𝙧 𝙚𝙨𝙩𝙖́ 𝙚𝙣𝙖𝙢𝙤𝙧𝙖𝙙𝙤 ║ Gray x Chester

nmmn nerfearon a mi novio, soy lágrimas

Esta parte no tiene nada qué ver con el cannon del fanfic, sólo es un extra que se me ocurrió ante el reciente nerfeo que sufrieron Chester y Gray (entre otros pero no son importantes en este exta.).

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No lo iba a negar, la reciente llamada que había tenido por parte de la reina de Candyland, lo había puesto algo nervioso.

Si bien estaba al tanto del reciente nerf que habían sufrido, tanto él cómo algunos de sus compañeros, había decidido no tomarle tanta importancia, ya que para él era más importante su trabajo que las peleas.

Aunque claro que no todos pensaban lo mismo que él, y era justamente aquella situación la que lo había hecho correr desde su casa hasta el castillo de Mandy.

Unas simples palabras cómo "Yo no tengo tiempo para soportar a tu novio, necesito que vengas a verlo o lo encerraré en el calabozo con las ratas.", fueron suficientes para que, sin pensarlo, tomara sus cosas y emprendiera su camino hacia el hogar de su amado.

Estaba al tanto de la personalidad explosiva que este tenía, mas realmente no le había pasado por la cabeza que sus emociones llegaran a tanto cómo para parecer una mujer en pleno embarazo.

Aunque claro que aquello no le importaba. Amaba a su bufón a pesar de todo, sin importar su personalidad de mujer con regla.

Llegando a las puertas del castillo, los caballeros lo miraron atentamente, y antes de que él pudiera hablar para pedir el permiso de la reina de poder entrar al castillo, los guardias simplemente abrieron las puertas.

—Por favor haga algo con el bufón real, señor Gray. Estamos hartos de escucharlo.—sinceró uno de los guardias, mientras que su compañero asentía estando de acuerdo.

El mimo frunció ligeramente su rostro ante sus palabras, mas por el momento era más importante estar con su príncipe que hablar con esos tipos.

Sin decir nada, el de tonos grises entró al castillo con plena confianza.
Si bien aún no conocía del todo los pasillos, y aún, en ocasiones, solía perderse, había un lugar al que sabía cómo llegar.

Después del calabozo, claro, lugar en el que Mandy lo mandaba cada que se "aprovechaba" de su bufón (que era casi siempre).

Sin pensarlo dos veces, sus pasos fueron directo en busca de la habitación de su amado, en dónde estaba seguro de que lo encontraría hecho bolita en un sin fin de cobijas, mientras que comía alguna golosina o un gran bote de helado de chocolate.

No tenía miedo de lo que pasaría en cuanto llegara, ya que la única que se mantenía al pendiente de qué cosas harían en la habitación de Chester, era la morena, la cual en estos momentos se encontraba en la conocida tienda de dulces perteneciente a Candyland.

Los minutos pasaron, hasta que finalmente llegó a la puerta de su amado.

Habitación de Chester. No pasar o te incinero. Nunca cambiaba aquel bello anuncio.

Tocó la gran puerta de galleta dura con suavidad, queriendo no molestar la paz que parecía estar teniendo su cariñito.

—¡¿ACASO NO SABES LEER?! ¡¡LARGO!!— escuchó gritar, mas tan sólo suspiró y tomó con suavidad la perilla de la puerta, dedicándose a abrir con suavidad la puerta.

—Veo que no estás de humor, príncipe.— habló al abrir un poco la puerta, dejando ver que, efectivamente, el bufón se encontraba hecho bolita en un sin fin de cobijas mientras comía helado de chocolate.