llegué yo y jodí su matrimonio

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-Me gustas, Chester.-

¿Alguna vez han sentido esa pesadilla de no poder respirar?
Una pesadilla que por alguna razón se siente increíble al ser causado por algo emocionante y asombroso.

Desde que lo conoció, siempre quiso escucharlo decir aquello, pero al pasar tantas cosas, eso se sintió más cómo un sueño imposible de cumplir.

Ahora que estaba pasando aquello que tanto deseaba, ya no sabía qué más hacer. No tenía pensada una respuesta, porque ni siquiera sabía si aquello pasaría.

Sus ojos abrieron con sorpresa, al igual que su boca; su sonrojo aumentó de intensidad, cubriendo por completo su rostro y parte de sus orejas.

-Uh... yo... u-uhm... -quería parpadear, pero ni siquiera podía cerrar sus ojos.
Las palabras se atoraban en su garganta, y su boca se movía tal cual la de un pez.

Gray, por su parte, soltó una pequeña risilla al ver el desastre en el que se había convertido su amado, sintiendo su propio rostro ruborizarse por la escena.

-¿Te encuentras bien?- preguntó burlón, mientras que finalmente el bufón volvía en sí.

Ambos guardaron un corto silencio, mientras que se miraban mutuamente con suma atención, sintiendo el cálido ambiente en el que se habían sumido sin siquiera haberse dado cuenta.

Chester bajó su mirada de forma pensativa, mientras que apretaba sus puños por encima de sus piernas, apretando ligeramente sus pantalones.

-¡Agh!, ¡mi psiquiatra me odiará en cuanto le cuente esto!- exclamó, logrando llamar la atención del mimo, el cual arqueó una ceja con duda antes de hablar.

-¿En cuánto le cuentes qu-? - mas sus palabras fueron interrumpidas, al sentir cómo las manos ajenas se posaban en sus hombros y, casi instantáneamente, los labios de aquel excéntrico bufón chocaron contra los suyos.

Tres segundos pasaron antes de que se separara de su lado, pero tan sólo reemplazó aquel beso por un fuerte abrazo.

Gracias a la poca diferencia de altura, los brazos de Chester rodearon con confianza el cuello del otro, mientras que Gray no sabía en dónde poner las suyas.

-Eres un idiota...- susurró el pelirrosa en su oído, mientras reforzaba el abrazo. El peligris lo miró extrañado por el rabillo de su ojo, sin saber a qué se debía eso.- Primero me ilusionas, luego me dejas, y ahora me vuelves a ilusionar... - continuó con su voz baja.- No te vayas de nuevo...-

Con sus palabras, el mimo no pudo evitar sentirse mal, por lo que tan sólo atinó a pasar sus manos por la cintura ajena, apegando un poco sus cuerpos a pesar de seguir sentados en aquella cómoda cama.

-No te volveré a dejar, jamás... - susurró en respuesta.

La felicidad en el bufón tras aquellas palabras, era simplemente inexplicable.

Su corazón martillaba en su pecho, y estaba seguro de que el otro podía sentirlo.

-¿Qué pasará con Lola...?- preguntó Chester con miedo.- ¿Seguirás con ella...? -

El mimo pensó un poco, mas al final soltó un corto suspiro.-Supongo que, tengo que hablar seriamente con ella.- habló, sintiendo cómo el pelirrosa se alejaba un poco de su cuerpo.

Ambos se miraron a los ojos nuevamente, agradeciendo internamente que estuvieran en un sitio en el cual no pudieran ser molestados.

Se sonrieron mutuamente, y sin más, volvieron a besarse, expresando entre ellos el profundo amor que se tenían.

𝙊𝙝 𝙣𝙤, 𝘾𝙝𝙚𝙨𝙩𝙚𝙧 𝙚𝙨𝙩𝙖́ 𝙚𝙣𝙖𝙢𝙤𝙧𝙖𝙙𝙤 ║ Gray x ChesterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora