¡Ay corazón!

66 11 45
                                    

Un día un golpecito en el pecho me despertó
"Toc toc" "Toc toc" parecía el sonido de una puerta.

No le di importancia, pase al baño a lavarme la cara y de repente otra vez, "toc toc".

Miré y era mi corazón, sí con patas y todo dele que dele golpetear.

—¡Hasta que al fin decidís prestarme atención! Hace horas que llamo y nadie me contesta.

—¿Pero, qué haces vos acá?

—¿Qué hago? ¿De verdad me preguntas?

Yo no entendía nada, pero el corazón no se callaba algo tenía para decirme, pero a su vez se había puesto un cierre en la boca.

—¿Cómo me vas a contar si no me queres hablar? ¡Adivina no soy!

—Yo no voy a decir nada —dijo abriendo el cierre para hablar— o te das cuenta o te das cuenta.

—¿De qué? —dije cuando volvió a callarse — si yo ni siquiera estoy enamorada como para que vos estés acá molestando.

Y ahí me guiñó un ojo.

—¡Pero de que hablas! ¿YO enamorada? Te volviste loco, es imposible. Pensa bien, es una locura.

—El que piensa acá es el cerebro, yo siento.

—Pero yo no siento nada, tenes que estar equivocado.

—Dicen por ahí que el corazón nunca se equivoca.

—Deja de decir pavadas. Además a mi no me gusta nadie, si no conocí a ninguna persona nueva.

¿Enamorada? Debe estar equivocadísimo el corazón.

Lo ignoré, me puse hacer mis tareas hasta que a los cinco minutos apareció otra vez.

"TOC TOC"

—Ya te escuché. Te estoy viendo pero te equivocas.

—¿Otra vez con lo mismo? Me vas a decir que cuando se te sienta al lado no sentís nada. Porque cuando te mira por más de tres segundos, soy yo el que empieza a latir a mil por hora.

—Pero si el es un amigo. Aparte si me llegara a pasar algo ni siquiera me miraría.

—Yo no mencioné a nadie en específico.

Muda.
Las palabras no salían de mi boca. Lo miré enfurecida, pero el corazón simplemente se había sentado en una reposera a descansar.

No podía pasarme algo con el, era ridículo. Primero porque es mi amigo, segundo porque... porque...

—¡No hay un por qué querida! Simplemente te gusta.

—¡Que no! A ver...es lindo, super bueno. Siempre tiene algo lindo para decir, una sonrisa super agradable. Tiene una forma de ser tan dulce que... pero no.

— Pero igual yo salto de aquí para allá cada vez que sus manos se chocan.

Era estúpido, sin sentido. ¿Por qué el? ¿Por qué ahora?.
No quiero ni pensar. Es verdad que es bueno y que al estar con el me siento segura y en paz. Pocas personas me dan seguridad y confort como él. Pero de ahí al amor, es un paso gigante.

La otra vez me sentí rara, sin saber qué hacer cuando nos quedamos los dos solos. Pero gustarme? Debería ser ilegal gustar de un amigo, debería hasta de ser imposible.

¿Por qué no elegimos de quien enamorarnos? Sería todo tan fácil.

—Sí fuese así yo no existiría.

—Ahora mismo preferiría que mueras.

—¡Que graciosa che! De esa manera nos moriríamos los dos — dijo el corazón a carcajadas. —Bueno me voy. Disfruta de tu tareas, ya te vas a dar cuenta sola, me cansaste.

Desapareció al fin lo que significaba que podía volver a mi rutina en paz. Que bueno era no sentir nada. Seguramente fue una confusión, porque no tenía sentido. No ahora.

"Beep beep" sonó el teléfono, lo prendí y era un mensaje.... Un mensaje de él.

Pensé que no pasaba nada, hasta que caí en la cuenta de que mis manos no dejaban de temblar y que mi corazón se había acelerado tanto pero tanto que podía sentirlo golpeando contra mi pecho.

—¡Ay, Ay, Ay! Tonto y estúpido corazón.






Relatos a NadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora