Esa noche ninguno de los dos durmió bien. Los dos se visitaron en sus sueños porque aunque ambos se acababan de conocer ya se extrañaban. Tenían una nostalgia tan inmensa. Ni Madrid ni Munich se sentía ya como en casa. Era un sentimiento tan raro.
Blanca se levantó de repente porque sonó un feo estruendo fuera de su habitación. Cuando miró el reloj eran las doce del mediodía y no espero nada para pararse de la cama. Se exaltó demasiado. No era una persona de levantarse tan tarde, pero había pasado tan mala noche que le daba un poco igual. Se lavó los dientes y pasó un cepillo y entonces salió a la cocina. Por sorpresa no era su madre la del ruido si no su hermana Jenna que parecía que se preparaba un batido. Blanca la miró confundida de porque estaba en la casa tan temprano pues solía venir a eso de las cinco de la tarde para cenar.
- Buenas tardes, señorita Fernández, son las doce del medio día - se rió Jenna mirando su pijama de Minions. Blanca la miró enojada.
- Cállate ¿qué haces aquí tan temprano? - preguntó amargada. De seguro se había levantado con el pie izquierdo o tal vez era por la mala noche que tenía tanto mal humor. Si no fuera porque era su hermana la hubiera mandando a la mierda.
- mamá me dejó a cargo de ti - rió Jenna. Blanca se sintió tan ofendida que agarró su teléfono para llamar a su madre, pero Jenna la detuvo. - ¡es broma! Mamá está trabajando y yo le dije que iba a limpiar la casa por ella, ya sabes que no está muy bien de la espalda - continuó.
Blanca se sentó con ella en la cocina mirando el contenido de la batidora que debía ser un batido de vegetales porque era de una verde muy feo. Luego miró que había almorzado porque habían restos de comida reciente en la basura y que en el televisor ya estaba puesta la insoportable novela favorita de su hermana. No entendía como una mujer podía actuar de veintitrés años y luego de sesenta y ocho. Prácticamente tenía una hermana mayor y a la misma vez otra abuela.
- ¿porqué no me pidió que la ayudara? - preguntó.
Debía admitir que se sintió algo inútil y mal al pensar que su madre no la considero para que la ayudara con la casa. Ella no era para nada vaga, de lo contrario, era muy trabajadora y amaba estar siempre ocupada haciendo cosas. Lo de levantarse tarde la había dejado con una mala impresión.
- porque seguías dormida - respondió Jenna sacando de la batidora su batida para servirla.
Hizo una cara de disgusto cuando vio el color y Blanca soltó una risita. En ese momento un rugido de león se escuchó en la sala, venía de su estómago. Jenna la miró sorprendida.
- ¿y el desayuno? - preguntó. Probablemente ya no había nada para que ella pudiera comer pues si Jenna había estado desde la mañana posiblemente ya se había comido el poco pan que había visto que quedaba.
- ¿almuerzo dirás? Daniel te trajo un sándwich, esta en el microondas - Jenna señaló al microondas.
Blanca se bajó de la silla y abrió el microondas para sacar el sándwich. Por suerte era bastante grande como para cubrir el desayuno que se había perdido y el almuerzo. Estaba demasiado hambrienta que aunque ella no era de comer mucho se comería todo el sándwich. Le puso un solo minuto y luego se puso a preparar algo de café para poder despertar. Seguía en un pequeño trance y aún se sentía muy agotada. Mientras calentaba el sándwich Blanca se sentó a tomarse el café. Jenna la miró preocupada y Blanca se asustó.
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𝗚𝗲𝗿𝗺𝗮𝗻 𝗯𝗼𝘆 | Jamal Musiala
FanfictionBlanca es una joven española que comenzó un pequeño trabajo siendo la recoje pelota del Real Madrid. En ese partido se da cuenta de que uno de los jugadores del Bayern munich le tiene el ojo. Al terminar el partido Jamal pide su número y Blanca le d...