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Pasaron unos cuantos días

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Pasaron unos cuantos días. Jamal y Blanca había dejado de verse nuevamente. Blanca solamente lo había visto por la televisión en un partido y habían estado hablando por llamada. Aunque las cosas ahora eran más difíciles y la comunicación era mucho más poca. Jamal estaba ocupado con los entrenamientos para las Champions League. La verdad es que se había obsesionado un poco con la idea de ganar su primera y la obsesión era tan fuerte que había estado dejando de comer para poder estar no solo en forma, sino para poder estar más tiempo entrenando. Las horas de descanso era más escasas y aunque se sentía mentalmente y físicamente cansado se sentía obligado a seguir entrenando. Blanca obviamente no sabía nada de esto. Eran las cuatro de la tarde un domingo nublado y Blanca se encontraba sentada con su familia en la cocina. Tenían algunos snacks y jugaban juegos de mesas. Se habían traído uno que otro de España y como no podía faltar estaba jugando Bingo, el juego favorito de Blanca.

— ¡Bingo!— exclamó por cuarta vez mirando muy orgullosa a los demás.

Blanca no era en sí competitiva, pero le encantaba ganar.

— ¿otra vez? Se me hace que estas haciendo trampa — contestó su madre fulminadola con la mirada.

Blanca soltó una risa malvada aunque sabía bien que no estaba haciendo trampa le gustaba hacerles creer que sí nada más para molestarlos.

— claro que no — respondió sarcásticamente y todos se miraron.

— Es cierto, déjame ver — dijo Daniel acercándose a Blanca para ver su tablero, pero en ese momento sonó el teléfono de Blanca.

Hasta esa hora todavía Jamal y ella no había hecho su llamada diaria. Había estado hablando nada más por mensaje asi que sabía muy bien que se debía tratar de Jamal.

— uy, el novio— se burló Daniel echándose para atrás acomodándose en su silla.

Blanca rodó los ojos a Daniel y se levantó contenta agarrando el teléfono. Para más privacidad porque sabía que los tres estarían con las orejas levantadas y muy atentas, se fue a su habitación. Cerró la puerta con cuidado y respondió.

— Hola Jamal — sonrió sintiendo la misma alegría que siempre tenía cuando la llamaba.

— Hola, hermosa ¿que andas haciendo?— preguntó. Su tono no se oía como de costumbre, se escuchaba más serio.

Blanca igual ignoró su tono de voz y se sonrojo al oír que la había llamado hermosa.

— jugamos juegos de mesas, cosas de domingos — le contó mientras comenzaba a dar vueltas por la habitación sin darse cuenta.

Jamal soltó una pequeña risa.

— Suena bien...¿tienes algo para hacer esta semana?— preguntó rápidamente antes de que Blanca pudiera decir algo más.

Blanca pensó. Hasta ahora no tenía planes o al menos no tenía nada en su mente en ese momento más que una salida que iban a tener el lunes. El resto de la semana serían los típicos días aburridos en la casa. Su madre estaba buscando trabajo así que solía estar más afuera que en la casa. Su hermana y Daniel estaban tratando de conseguir trabajo y casa así que también solían estar muy ocupados. Ella por otro lado tenía nada más la preocupación de la universidad que no le tocaba aún y hablar con Jamal que casi no lo hacía porque también estaba ocupado. Su vida no era tan interesante en Alemania a como lo era en España. Días aburridos como esos le hacían arrepentirse de todos. Aunque no podía arrepentirse de haber ido para ver a Jamal.

𝗚𝗲𝗿𝗺𝗮𝗻 𝗯𝗼𝘆 | Jamal Musiala Donde viven las historias. Descúbrelo ahora