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— te dejaremos en el trabajo y luego te buscamos ¿de acuerdo?— le preguntó su madre antes de que Blanca pusiera un solo pie fuera del auto

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— te dejaremos en el trabajo y luego te buscamos ¿de acuerdo?— le preguntó su madre antes de que Blanca pusiera un solo pie fuera del auto.

Blanca miró a su madre llena de nervios. Ni siquera había podido dormir bien. Había aprendido alemán lo suficiente para poder comenzar a trabajar. Jamal se había tomado las clases muy en serio. La tía de Jamal le había explicado todo, pero aún le daba miedo. Le aterraba decir una palabra mal en alemán y que no la entendieran o entregar mal una orden. Los nervios que cualquiera tendría en su primer día de trabajo ¿no?.  Blanca asintió aunque no se sentía muy bien ni mucho menos segura.

— estaré en casa por cualquier cosa — añadió su madre.

Blanca se despidió y entonces se dirigió a Starbucks. La tía de Jamal le había explicado a Blanca que su turno duraba de seis a ocho horas entrando a las ocho de la mañana y saliendo a las cuatro de la tarde. A Blanca le pareció genial pues no era muy cool estar todos los días en casa. Al menos podía hacer algo a lo que entraba a la universidad y también generaba dinero para sus propias cosas.
Blanca entró al Starbucks. La tía de Jamal la atendió y la acompaño hasta el servi-carro que era en donde le tocaba trabajar. Le explicó otras cosas y entonces la dejó en la ventanilla.

Mientras tanto Jamal ya estaba despierto a eso de las ocho y media. Se había acordado de que Blanca trabaja así que madrugo simplemente para desearle buena suerte. Sabía muy bien que Blanca hacía lo mismo por él. Se quedaba despierta y se levantaba temprano para ver sus partidos en la tele. Ese día no tenía entrenamiento así que camino tranquilo hasta la sala y se sentó a ver su teléfono cuando de repente miró la fecha << 15 de enero >> Blanca cumplía sus dieciocho el veinte de enero. Entonces recordó que tenía que hacer algo para su cumpleaños. En ese momento su madre pasó frente a él y le llegó una buena idea.

— ¿saldrás hoy, mamá?— preguntó Jamal mirándola seriamente.

— creo que iré al parque con tu hermano ¿porqué?— preguntó de vuelta acercándose a la cocina.

Jamal se levantó del sofá y comenzó a seguirla.

— Pues tengo que hablar con la madre de Blanca, se acerca su cumpleaños y quiero hacer algo para ella — explicó Jamal sonriendo.

Su madre se giró y lo miró con la sonrisa más tierna.

— Eso es demasiado tierno, Jamal. Hablare con su madre para ver si está en casa y luego de llevar a tu hermano entonces te llevó a su casa ¿esta bien?— contestó su madre agarrado su bolso mientras su hermano menor venía dando saltos de emoción. Amaba el parque.

— Usaré el auto de papá — repuso Jamal rápidamente con impaciencia pues necesitaba contarle sus ideas a la señora Fernandes.

— entonces llamare a Antonieta —

La madre de Jamal volvió a dejar en bolso en la mesa sacando de él su teléfono. No solía hablar todo el tiempo con la madre de Blanca, pero algo que no sabían sus hijos es que ambas se llevaban de maravilla y hablaban prácticamente diario. Siempre tenían que intercambiarse una que otra frase. Jamás hablaban de Jamal o de Blanca o de su relación, pero siempre preguntaban si estaban bien o si necesitaba algo, especialmente la madre de Jamal pues sabía lo que era mudarse de país repentinamente. Le marcó a la madre de Blanca que de casualidad acababa de abrir la puerta de su casa.

𝗚𝗲𝗿𝗺𝗮𝗻 𝗯𝗼𝘆 | Jamal Musiala Donde viven las historias. Descúbrelo ahora