Apenas había dado un par de pasos cuando Emily echó un último vistazo hacia el lugar donde había caído. Había una roca de mediano tamaño que posiblemente fuera la causante de su brazo herido. Prefería no pensar en qué hubiera ocurrido si hubiera sido su cabeza la que hubiera chocado contra ella. Todo estaba lleno de hojas, piedras y barro e incluso algo que no parecía ninguna de esas cosas. Aguzó la vista hasta donde su aturdimiento se lo permitía, y se detuvo en seco al reconocer lo que era. No podía creer lo que estaba viendo.
— Qué demonios...— Susurró, y luego se volvió hacia Morgan— Derek...— Señaló hacia el lugar— ¿Es eso lo que parece que es?
Derek, centrado sólo en Emily hasta ese momento, ni siquiera había prestado atención a lo que casi con toda certeza era una mano. Se agachó para inspeccionar el terreno con más detenimiento mientras que Emily, con su movilidad bajo mínimos, lo observaba retirar la tierra. Cuando quedó al descubierto, ya no hubo dudas. Allí había un cuerpo humano.
— Las lluvias deben haberlo desenterrado...— Razonó Morgan.
Muy en el fondo, Derek se lamentó de que los cadáveres los persiguieran incluso en su tiempo libre. ¿Qué probabilidades había de que algo así sucediera? A la vista estaba que rondaban el cien por cien.
— ¿Un senderista?— Sugirió Emily.
Derek había continuado despejando la zona, hasta que estuvo seguro de que se trataba de un cuerpo entero y no de restos aislados que pudiera haber llevar hasta allí un animal. No quiso desenterrarlo totalmente, por si contaminaba el escenario, pero sí descubrió restos de tejidos que habría apostado que originalmente eran parte de un vestido.
— No lo creo... — Miró hacia Emily con preocupación. En el mejor de los casos sería un hecho aislado, tal vez un accidente; en el peor, un asesinato y, si la cosa se ponía muy fea, no bastaría con avisar a las autoridades del pequeño pueblo de Luray. La consecuencia inmediata era que su relación con Emily dejaría de ser un secreto, con todas las consecuencias. Se percató de que ella le devolvía la misma expresión inquieta— Emily...
Ella negó con la cabeza, en pleno estado de shock.
— Ni siquiera lo digas...— Lo detuvo— Volvamos.
Derek regresó junto a ella y la sostuvo de nuevo, ayudándola a reanudar la marcha. Tuvo que retenerla en varias ocasiones, pidiéndole que fuera más despacio. Emily estaba impaciente por llegar hasta arriba, pero su respiración entrecortada y el modo en que su cuerpo reaccionaba a cada paso, le indicó a Morgan que tenían que tomárselo con calma. No quería que resbalara otra vez por aquella pendiente y empeorara la situación.
Si es que podía ser peor, con un cadáver cerca de la cabaña donde se ocultaban del equipo.
Finalmente llegaron al sendero. Cuesta abajo y con el terreno más firme, el recorrido se hizo algo más sencillo. A Emily le seguía doliendo el hombro como el infierno, pero procuró no lamentarse y en su lugar, se mordió el labio con fuerza.
De cualquier forma, Morgan notó que el cansancio la vencía, y entonces se detuvo y la tomó en brazos.
— Derek... No es necesario...— Protestó ella, aunque tampoco hizo nada para impedirlo.
— Shhhh— La acalló él con un guiño— ¿Te olvidas de que me encanta cargar contigo?
Ambos recordaron aquel caso en el que, después de que otro vehículo chocara contra el suyo, Derek le había dicho algo parecido mientras empujaba la silla de ruedas que prácticamente la habían obligado a usar en el hospital.
Emily sonrió y enterró su rostro en el hueco de su cuello, permitiéndole ser el héroe que había acudido a salvarla y olvidándose de que más pronto que temprano tendrían que dar muchas explicaciones sobre su relación.
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PERSÉFONE
Fiksi PenggemarUn fin de semana romántico, una relación secreta, un accidente y un hallazgo que lo cambiará todo.