-CAP 20-

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      Una vez nos separamos yo y Asta, corrí tan rápido como pude hacia la base del amanecer dorado.

      El cielo no tenía un tono en particular; era gris, con unas cuantas nubes negras que le daban un toque triste y melancólico. La brisa, fuerte en particular, meneaba las banderas de las sedes que se veían a lo lejos y de la que estaba frente a mi.

      Es lo único que podía distinguir de aquel desastre; no se lograba ver nada más allá de ese color beige sacudiéndose arriba de un lugar repleto de cenizas, sangre y humo.

     No podía evitar preocuparme por esa nube densa que cubría el edificio. Me acerqué, adentrandome allí para encontrarme con escombros de todos los tamaños por el sueño. La brisa terminó por disipar el polvo y vi aquel paisaje... Teñido de rojo.

    ¿Que podía yo hacer ahí? Era peor de lo que imaginaba. Las paredes totalmente destrozadas y sobresalían algunas cabezas... Sin cuerpo. De las paredes escurría el líquido rojo que esperaba que no fuera sangre, el interior se encontraba en total penumbra, pero con un aura que me dejaba aterrado.

      <<¿Qué mierda pasa aquí?>>

       Salté sigiloso sobre el camino de escombros. No sabía si había alguien, no sabía si había esperanza de ver a alguien vivo. Me detuve, sabiendo que si había por lo menos, una persona podría hacer algo por ella.

       Levanté tantas piedras como pude pero no me encontré con nadie. No había ni el más mínimo rastro de maná por el aire. Era un vasto, vacío y silente lugar rodeado de sangre y escombros. Frío y a su vez, en llamas.

       —A... Ayuda... me....

       Esas palabras resonaron por toda la habitación, haciendo eco mientras chocaban contra las paredes del lugar.

      —¿Dónde estás? ¿¡Puedes oírme!?

      Pasaron unos segundos en los que tragar saliva me parecía difícil.— ¿¡Hola!? ¿¡Estás herido!?

      Me movilicé precavido, buscando con los ojos cualquier signo de vida.—¿¡Dónde te encuentras!?— Me detuve, intentado alzar mi voz para que esa persona me escuchara. Recorrí los pasillos derrumbados y hurgé entre las rocas. No había nadie.

       —Aqui... Estoy.

       Me volteé. Busqué a esa voz que casa vez se hacía más nítida y cuando llegué, lo vi.

       Langris Vaude.

       —¿Langris...?

      —Ayudame... Por favor...

     Lo miré. Su pierna estaba aplastada por las rocas, de su abdomen salía a borbotones la sangre y parecía luchar por mantenerse consciente. Tenia un brazo destrozado, lleno de hoyos y con un pequeño rastro de maná.

      —Vamos.— Me acerqué y levanté la piedra que estaba incapacitando su pierna, pero en vez de una extremidad, me encontré con un desastre manchado en rojo. Su pierna estaba totalmente destrozada.

     —¿Que... mierda...?

     Miré atónito el estado de su extremidad. Un intenso Dolor invadió mi garganta al ver su estado y la manera en la que el apenas podía respirar y reía.

      Fue la risa más dolorosa que escuché. No tengo palabras para describir lo mucho que me dolió escuchar esa pobre imitacion de carcajadas. Me miró, con los ojos rojos de tanto llorar y me sonrió con sus labios rojos de sangre.

𝙼𝚜p𝚖v. (𝘣𝘭𝘢𝘤𝘬 𝘤𝘭𝘰𝘷𝘦𝘳 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora