Uɴᴛᴏᴜᴄʜᴀʙʟᴇ -[Tabi x Agoti]

#12

Abriendo sus ojos, el joven alpha frunció un poco el ceño al sentirse tan mareado por sus propias feromonas, sentándose en aquella cómoda y enorme cama que obviamente no era la suya, miró a su alrededor, sobresaltándose exageradamente ante la atenta mirada de un muchacho que permanecía de pie junto a la cama, aparentemente apenas regresaba.

— Cielos, estás vivo. —Soltó el de piel rojiza.— Ya me preocupaba que no despertaras. —Habló, gateando en la cama para así levantar la camiseta del chico.

— ¡He-Hey! —le dió un manotazo, arrastrándose lejos para evitar su contacto.

No sabía si era un omega o alguna otra raza que pudiera verse afectada por su celo, y verle precipitarse de aquella manera tan atrevida a él le preocupó por obvias razones.
El lugar era desconocido, ¿por cuánto tiempo estuvo inconsciente? No recordaba nada después de ver la brillante luz de un vehículo acercándose a su posición, ¿este idiota lo había arrollado?

— Cielos, Fluxios. Relájate, hombre.

Totalmente alarmado, su cuerpo se tensó al haber oído su nombre salir de la boca de ese chico, ni siquiera lo conocía, o al menos no lo recordaba, ¿había perdido la memoria? Imposible, si podía recordar lo que había desayunado, eso era buena señal, ¿no?

— Relájate. Sé tu nombre porque vi tus documentos de identidad cuando te traje a casa. —Explicó en búsqueda de tranquilizar al angustiado chico.

El relajo pareció volver al joven, pero prontamente su angustia volvió, tomando una almohada cercana para así presionar sobre su entrepierna en lo que su rostro se sumergía en un intenso sonrojo.

— ¿Cuánto tiempo llevo inconsciente? Estoy en mi celo y no me agradaría importunarte más. —Habló tímidamente, algo que pareció sorprender al chico arrodillado en medio de la cama.

— Cerca de diecinueve horas, te di un golpe muy fuerte con mi moto. Lo lamento mucho, no me dio tiempo a frenar cuando te cruzaste en mi camino. —Llevó su mano detrás de su cuello, apartando su vista algo apenado, luego volvió a verle.— El médico personal dijo que no tenías ninguna fractura, pero el golpe en la cabeza te tendría inconsciente un rato, fuera de eso no hay ningún peligro.

— ¿Diecinueve horas...?

Agachando un poco su rostro, realmente no quería imaginar lo incómodo que había sido para ese muchacho el cargar con él en aquel íntimo estado, sus feromonas no eran exclusivamente débiles, al contrario, eran intensas y bastante invasivas, jamás pudo controlarlas por completo y eso le acomplejaba bastante en aquellas fechas, pero ese chico... Se veía bastante bien a pesar de todo.

— ¿No te agobian mis...? Ya sabes, por diecinueve horas debe ser molesto.

— Puedo percibirlas, pero no causan ningún efecto en mi. —acomodándose un poco, se mostró cabizbajo.— Soy beta.

— Oh. —rió tontamente.— Debe ser genial ser un beta.

Frunciendo el ceño, el de piel rojiza mostró cierta expresión de hostilidad en dirección a ese ingenuo alpha.
¿Genial? ¿Cómo ser beta podía ser algo genial?, literalmente no hay nada especial en ello, eres un sujeto común y sin ninguna característica sobresaliente que pueda mostrar grandeza en el mundo; si, es más aceptable que ser un omega según los prejuicios en la sociedad, pero seguía siendo inferior para los aburridos beta.