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SUCESIÓN

Las cosas habían mejorado en la familia Hightower, en medio del dolor por la pérdida de la Reina, el heredero y el hijo no nacido de la Mano del Rey el matrimonio Hightower había mejorado. Las peleas habían sido cambiadas por conversaciones tranquilas, cosa que Gwayne y Alicent agradecen más que nada. En las semanas que siguieron el funeral de la Reina fueron tensas para la familia real, Raveena solo sabía porque Otto se quejaba de ello cada vez que lo visitaba en su oficina. Tenía más tiempo libre del que le hubiese gustado, tiempo que usaba para visitar y cuidar a Rhaenyra, siempre con Alicent siguiéndola como una sombra. Se había vuelto costumbre ver a madre e hija en los aposentos de la princesa, a nadie le sorprendía verlas a las tres juntas, lo que se les hacía raro era ver a la mayor de las tres solas. Como ese día.

Raveena caminaba de regreso a la torre de la Mano cargando varios libros que sacó de la biblioteca, Otto había solicitado la presencia de Alicent y Gwayne estaba siendo revisado por el maester así que se encontraba sola. Odiaba tener tanto tiempo libre, sobre todo por lo que eso implicaba, pero no podía hacer más nada. Su única solución era visitar a Viserys y pedirle que la nombrara como dama de compañía de Rhaenyra, pero había estado evitando al hombre desde ese día así que se negaba a verlo en ese momento.

—¿Alicent?—llamó al ver la figura vestida de azul al final del pasillo.

—Madre—la joven sonrió acercándose a ella—, ¿Vas a descansar?

—Pensaba tomar un poco de té—pasó la mirada por el vestido de su hija notando que otra vez era uno de los vestidos de su difunta madre—. ¿A dónde vas?

—Iré a ver a Rhaenyra—apartó la mirada.

—Llevas días mintiéndome, cariño, ¿Qué pasa?—estiró una de sus manos para acariciar la mejilla de su hija.

—Yo...no es nada—susurró.

—Si es algo, ¿Tiene que ver con tu padre?—Alicent se tensó—¿Qué hizo?

—Nada—ella negó de inmediato—, no es nada.

—Si no me dices que es iré a la oficina de tu padre y voy a golpearlo hasta que me diga la verdad—limpió la lágrima que se deslizó por la mejilla de su hija—, ¿Qué está pasando?

—Padre me pidió que visitara al Rey—comenzó en un susurro—, dijo que le hiciera compañía y...

—¿En sus aposentos?—preguntó sorprendida—¿Usando los vestidos de tu madre?—Alicent bajo la cabeza—¿Por qué no me lo dijiste?

—Estábamos preocupados por ti, Gwayne...

—¿Gwayne sabe?

—No, él no lo sabe, pero dijo que no debíamos preocuparte más de lo necesario—levantó la cabeza para verla—, no quería que te pasará nada.

—Oh, cariño, yo estoy bien—besó la frente de la adolescente—. Ve, yo arreglaré todo.

Alicent asintió y se fue por el pasillo con la cabeza baja, Raveena la vio irse y suspiró con cansancio. Gracias a la falta de peleas con su esposo había olvidado la ambición del hombre, su sed de poder. Cuando su hija desapareció por el pasillo retomó su camino, esta vez yendo hacia la oficina de la Mano en lugar de su habitación. La puerta estaba abierta cuando llegó y Otto levantó la mirada al escuchar sus pasos acercarse.

—Pensé que estarías con la princesa—dejó de lado lo que estaba haciendo para recibirla—, Alicent estaba aquí.

—Lo sé, me encontré con ella en el pasillo—con cuidado cerró la puerta a sus espaldas—. Tenemos que hablar.

mockingbird. (otto hightower)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora