mockingbird. (otto hightower)

05; EL PRIMER HIJO

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EL PRIMER HIJO

—¿Dónde está?—gritó Raveena—¿Dónde está mi esposo?

—Mi Lady, la Mano del Rey...

—¡Y una mierda!—interrumpió a la pobre mujer.

El día tan esperado, no por Raveena, había llegado. Su primer hijo con su esposo estaba por nacer, pero el hombre no estaba por ningún lado. Iba a matarlo.

—¡Sáquenlo!—gritó apretando las sábanas con fuerza—¡Solo sáquenlo!

Afuera de la habitación Alicent apretó la falda de su vestido con nerviosismo, podía escuchar la voz de su madre gritando, pero su padre no estaba por ningún lado. Ni siquiera Gwayne estaba ahí para que pudiera calmar a la mujer, a ella no la habían dejado entrar e incluso intentaron hacer que se fuera del pasillo hasta que naciera el bebé, pero se rehusó a irse. Tenía miedo, miedo de perder a la única figura materna que tenía, a la persona que le daba confort.

—Saca a tu hermana de aquí—se sobresaltó al escuchar la voz de su padre.

—Vamos, Alicent—Gwayne la agarró por los hombros.

—No, no quiero irme—se agarró de una cortina—, voy a quedarme.

Mientras ellos peleaban Otto ingresó a la habitación donde su esposa gritaba improperios, pudo escuchar su nombre seguido de mil insultos, pero lo ignoró por esa ocasión.

—¿Cómo está todo?—preguntó al maester.

—Todo parece ir bien, mi Lord—el maester tenía un golpe en la mejilla—, lady Raveena es una mujer fuerte.

Él no lo dudaba.

—¡Voy a matarte!—gritó ella apenas lo vio acercarse—¡Maldita sea, sáquenlo!

La mano de Raveena soltó la sábana para agarrar la de su esposo que tuvo que luchar para mantener su rostro neutro, el agarré era demasiado fuerte para él. Los minutos pasaron y se convirtieron en horas, en algún punto el maester intentó acercarse a revisarla y Otto tuvo que pedirle que se alejará cuando Raveena comenzó a gritarle que iba a matarlo si la tocaba. Después de lo que pareció una eternidad por fin los gritos cesaron y el llanto de un bebé llenó la habitación.

—Un niño—anunció la partera sosteniendo al bebé.

Raveena soltó la mano de su esposo que se acercó enseguida a la partera para ver al niño. Todos vieron en silencio como la Mano del Rey recibía a su hijo en sus brazos después que las parteras lo limpiarán y el maester lo revisara. Los ojos de Otto escanearon el rostro de su hijo, cabellos negros como los de su madre se podían ver en su cabeza y ojos verdes, fue imposible no sonreír al verlo.

—Déjame verlo—Raveena se acomodo en la cama con ayuda de las parteras.

Otto se sentó a su lado en la cama y puso el bebé en sus brazos, ella casi llora una vez más al verlo.

—¿Cómo van a nombrarlo?—preguntó el maester aún guardando una distancia segura.

—Darian—respondió Otto.

—¿En serio?—ella levantó una ceja.

Un toque en la puerta los interrumpió.

—Mi Lady, aún no hemos terminado—le recordó una de las parteras.

—Debes ir a avisarle al Rey—Raveena miró a su esposo—, no dejes que Alicent y Gwayne entren.

Una de las parteras tomó al bebé de regreso y todos se movieron para lo que seguía. No fue hasta que Raveena y el niño estuvieron presentables que dejaron pasar a las personas que querían conocer al niño. Alicent fue la primera en llegar a la cama donde su madre y hermano estaban, todo su rostro demostraba lo emocionada que estaba.