La Leyenda De Semira

Sinopsis

En la tierra existen tres dimensiones: La ciudad de la Luz, la Tierra y la ciudad de la Oscuridad. La ciudad de la Luz es un lugar en la Tierra, pero está protegida por una frontera de energía, y la única forma de entrar o salir es a través de un portal. Lo mismo ocurre con la ciudad de la Oscuridad.

La ciudad de la Luz creció y prosperó, y su gente era feliz. Tenían un régimen muy estricto, por lo que era raro que las personas infringieran las leyes. El peor castigo era el exilio a la Tierra, ya que esta estaba infestada de seres de la Oscuridad, lo que condenaba a los exiliados a una muerte segura o a una vida de martirio y miedo.

Todo era perfecto hasta que un día un hombre llamado Homer, quien era hermano de la gobernante, cultivó una semilla de envidia en su corazón contra la realeza. Él pensó en matar a la reina, quien estaba embarazada de su heredera, para que, al morir ambas, él se convirtiera en el único sucesor del trono. Sin embargo, sabía que pronto descubrirían al culpable, por lo que no pudo hacerlo y en su lugar ideó un plan. No la mataría, pero encontraría la manera de exiliarla a la Tierra, y así fue como lo logró.

También debía deshacerse de un pequeño niño llamado León, hijo de un primo fallecido del rey. La familia de este primo eran los mejores guerreros, y el niño portaba el don de la familia real, lo que le otorgaba un mayor derecho al trono que a Homer. Homer planificó todo durante semanas y, una vez listo, puso su plan en marcha.

El pequeño León, de tan solo dos años, fue secuestrado por orden de Homer. Sin embargo, quien ejecutó el plan lo hizo solo por miedo a perder a su propia familia, y no pudo asesinar al pequeño, por lo que se lo entregó a una amiga exiliada en la Tierra.

Después, Homer se encargó de anunciar la muerte del príncipe, lo que llenó de dolor a todos. Una vez hecho esto, Homer siguió con su plan y, con engaños, logró convencer al consejo (que también era corrupto y esperaba su recompensa) de que la reina era culpable de crímenes deplorables y de la muerte del príncipe León.

La Reina Leah fue juzgada y condenada al exilio en la Tierra junto con su hija, quien ni siquiera había nacido. Leah se dio cuenta de todo muy tarde y, ocultando su identidad, se asentó en un campamento de sobrevivientes en la Tierra después de ser exiliada.

Muchas de las personas que vivían allí llevaban generaciones en la Tierra; eran descendientes de exiliados y habían aprendido a sobrevivir y llevar una vida algo decente. La Tierra, a pesar de todo, era rica en recursos que sabían aprovechar.

Para sorpresa de Leah, el día de su parto se encontró con el pequeño príncipe pelirrojo León. Al nacer su hija, Leah la llamó Sol, pues justo el día de su nacimiento el sol brilló con todo su esplendor después de solo conocer días oscuros y nublados.

Leah enseñó a León a luchar con espadas desde temprana edad, y también a la pequeña Sol. Les enseñó a controlar sus poderes, que eran sospechosamente increíbles. Muy pronto, a la edad de 10 y 12 años, León y Sol se convirtieron en los mejores guerreros del campamento, que albergaba al menos 30,000 habitantes.

Las habilidades de lucha comenzaron a levantar sospechas entre los habitantes del campamento: ¿Cómo es que eran tan fuertes, tan rápidos, tan inteligentes?

Cuando Sol tenía 18 y León 20, se casaron y, al ganarse el respeto y la admiración de la gente, fueron nombrados líderes del campamento. Sol y León conocían perfectamente sus orígenes, aunque su gente no. Llevaban tiempo entrenando a los jóvenes y adultos para convertirlos en buenos guerreros y mejorar sus dones.

Pero un día, el campamento fue duramente golpeado por las sombras. Ese día se perdieron muchas vidas, incluida la de Leah, lo que hizo que Sol y León explotaran de furia. Al comunicarse con el único otro campamento, supieron que les había ocurrido lo mismo. Ambos campamentos se unieron y lograron crear un ejército de 57,000 guerreros, entre los cuales destacaban 11, además de León y Sol.