Digna

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"A veces la victoria duele"

Semira abrió la caja, en su interior no se veía más que oscuridad absoluta, la caja parecía no tener fondo.
Entonces esta oscuridad comenzó a rebalsarse expandiéndose por toda la habitación aterradoramente rápido.
Esta oscuridad era parecida al humo aunque totalmente oscuro, comenzó a asfixiar y a cegar a Semira. Pero esto solo duró unos segundos ya que Semira volvió a tomar el control de su mente obligándo a la oscuridad a retroceder.
Cuando la sala volvió a iluminarse Semira sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral al ver la espalda de una chica dolorosamente familiar, ella estaba cubierta por un vestido negro pegado a su cuerpo esbelto.
Semira la observó atentamente cuando se dio la vuelta, Semira casi se queda sin aliento al ver su rostro frente a ella, una chica exactamente igual a ella la miraba fijamente con una sonrisa arrogante y cruel. Semira se sintió mareada y le dolía la cabeza a causa de unos extraños susurros que martillaban sus oídos. Cuando esa chica apareció los susurros se intensificaron. Semira respiró hondo tratando de calmarse, aunque su rostro no retrataba ninguna emoción, en su interior había un tornado de estas.
La chica comenzó a acercarse lentamente a Semira, Semira no retrocedió y se mantuvo firme, expectante de lo que pasaría a continuación.
A la chica claramente le gustó que Semira no le tuviera miedo, entonces dijo con exaltación y crueldad:
- Semira, la guerrera más fuerte, la líder más suprema, la mujer con el corazón más justiciero, la persona con el alma más brillante. Dime Semira ¿Eres digna de tu propio nombre? ¿O este título te queda demasiado grande?
La voz y la presencia de esta chica era tan enigmática, una completa tentación.
Semira no apartó la mirada interesada de su doble y preguntó secamente:
- ¿Qué quieres?
La chica hizo una mueca de disgusto, se dio cuenta de que sus trucos no funcionaban con ella.
La chica respondió:
- Lo quiero todo para mí porque yo soy tú
El rostro de Semira daba miedo en ese instante, estaba lleno de odio pero lo manejaba.
La chica hizo caso omiso a este cambio y continuó:
- Sé que quieres la grandeza, vives tratando de complacer a Baltasar y luego vivirás tratando de complacer al pueblo, tu destino fue decidido hace mucho tiempo. Conmigo esto puede cambiar, puedo llevarte donde solo has soñado, podrás vivir para ti misma, yo soy tú, acéptame, no me niegues.
Semira casi no dejó terminar la última palabra y respondió con una voz mortalmente fría:
- Tú no eres yo, no elegí mi destino pero si tuviera lo oportunidad de elegir lo volvería a elegir sin dudarlo, no vivo por nadie en este mundo, libraré a esta tierra de la oscuridad, tenlo por seguro.
La cara de la chica comenzó a deformarse por la ira y el odio surgiente y entonces rugió con furia:
- ¡Tonta! Como quieras
Los ojos dorados de la chica se pintaron de negro totalmente, su vestido negro se hizo uno con la oscuridad.
Semira retrocedió un poco preparándose para la batalla, Semira imaginó que su poder funcionaba en ese lugar y así sucedió, su energía dorada se acumuló en sus palmas lista para la batalla.
A Semira no le gustaba el hecho de tener que luchar en esa cueva, no entraba la luz del sol y eso era una gran desventaja, entonces imaginó un lugar abierto, recordó la pradera en la que inició todo, Semira cerró los ojos e imaginó transportarse a ese lugar.
Semira no podía controlar a la chica pero si podía controlar el espacio a su alrededor.
Cuando abrió los ojos ella ya estaba en la pradera, la doble de Semira no estaba nada contenta por lo que rápidamente se lanzó al ataque, Semira respondió con la misma ferocidad a su encuentro con una fuerza inhumana.
La energía dorada de Semira se enfrentó a la energía negra de la desconocida, como si el bien y el mal se estuvieran peleando una vez más.
Mientras que la desconocida luchaba con furia Semira luchaba a sangre fría, Semira tenía el control.
La batalla pareció durar horas, en un momento dado la desconocida logró tomar a Semira por el cuello y arrojarla al suelo con fuerza dejando un enorme cráter, no pasó medio segundo cuando la chica volvió a tomar a Semira otra vez por el cuello inhumanamente rápido y de un solo golpe como si no pesara nada la arrojó a varios metros, Semira a su vez rebotaba contra el suelo como si esos golpes no le hicieran nada.
Semira enterró la mano en el suelo deteniendo su rebote, Semira empezaba a perder la paciencia.
Cuando la desconocida se propuso atacar a Semira una vez más se sorprendió al ver como unas gigantescas raíces salían de la tierra y se enredaban alrededor de sus muñecas, piernas y torso y la presionaron contra el suelo, Semira imaginó que esto ocurría y así sucedió.
Semira se abalanzó sobre la desconocida con un poderoso salto y levantando el puño se preparó para dar el golpe final, pero en el último momento vaciló.
Ella pensó; ¿Por qué matarla? ¿Debo hacerlo? ¿Significa el matarla pasar la prueba?
Las dudas se apoderaron de la mente de Semira haciendo que el agarre de las raíces se relaje, la versión oscura de Semira no perdió la oportunidad de liberarse y de acorralar a Semira en su lugar.
La chica presionó la garganta de Semira contra el suelo con el codo y siseó en su oído de manera burlesca:
- A veces la duda e indecisión es la pérdida segura, debiste matarme mientras tuviste la oportunidad.
Semira apretó los dientes con irritación y respondió:
- No tengo porqué demostrarte nada, no puedes matarme porque solo estás en mi mente, y quien manda en mi mente soy yo
Cuando Semira terminó esta frase la chica comenzó a convulsionar y cayó a un lado dejando libre a Semira, el espacio a su alrededor empezó a disolverse, Semira observó su entorno y pudo notar una puerta en medio de la nada, Semira se levantó de un salto y sin dudarlo corrió hacia la puerta, la tierra detrás de sus pasos se desmoronaba hacia abajo, la luz del día era carcomida por la oscuridad absoluta, Semira aceleraba cada vez más mientras el sudor corría por su frente, tenía que lograrlo. En el último instante antes de que la tierra bajo sus pies cayera hacia abajo Semira saltó logrando atravesar la puerta justo a tiempo, si hubiese tardado un segundo más no lo hubiese logrado.
Semira despertó precipitadamente y con la respiración agitada, el sudor empapaba su frente y espalda, lo primero que vio fue la mirada de alivio de Leo y la mirada tranquila de Baltasar. Ambos estaban sentados junto a ella. Leo fue el primero en hablar con una sonrisa:
- Lo has logrado, sabía que lo harías
Semira sintió como ella había estado apretando la mano de Leo todo este tiempo, avergonzada Semira soltó su mano y respondió:
- Sí....
Solo entonces Semira se dio cuenta que no estaban en ninguna pradera, sino más bien detrás de una catarata, una cueva húmeda.
Finalmente Baltasar habló:
- Has pasado exitosamente la prueba de la mente, queda la física.
Semira asintió.
Todos volvieron al área de combate.
Semira estaba un poco ansiosa pero lo ocultaba a la perfección tras una máscara de indiferencia. Ella se asemejaba mucho a Baltasar en cuanto a su personalidad; ambos eran fríos, decididos, astutos, calculadores, perseverantes y fuertes.
Baltasar se colocó delante de Semira en posición de combate. Baltasar llevaba una espada de su energía y un escudo redondeado con la cabeza de un león grabada. Semira también llevaba una espada de su energía y un escudo alargado de color dorado con un fénix grabado. Leo estaba parado a un lado como un expectador silencioso, ansioso por ver el desenlace de esta pelea. Leo recordó el último combate entre Baltasar y Semira que fue hace exactamente un mes, Semira casi le gana a Baltasar después de una larga batalla, eso dejaba casi nivelado su nivel de combate.
Semira miraba a Baltasar directamente a los ojos, de una manera confiada y fría pero con humildad y respeto, reconociendo el poder del enemigo pero recordando el propio. Semira atacó, el golpe de energías a través de la espada causaba una ola de fuerza cada vez que se enfrentaban, Semira inflingió la primera herida, el corte en el antebrazo de Baltasar arrojó pequeñas gotas de su sangre sobre el rostro de Semira, esta nisiquiera se inmutó ni tampoco Baltasar. La herida de Baltasar ya estaba sanando, tardaría cinco o seis minutos en curarse por completo.
Después de un tiempo Baltasar arrojó su espada, Semira siguió su ejemplo. Las palmas de Baltasar se encendieron con una luz azulada, las de Semira con un dorado puro.
Semira atacó primera sabiendo que Baltasar no atacaría primero, un chorro de energía dorada fue directo hacia Baltasar, este esquivó, la energía de Semira era muy fuerte como para detenerla con otro ataque, la fuerza de colisión haría que Baltasar vuele hacia atrás y se encuentre en una posición vulnerable que seguramente Semira no iba a desaprovechar.
Baltasar saltó unos cinco metros hacia arriba y lanzó una bola de energía, Semira esquivó y luego respondió con un chorro de energía concentrada, Fue tan rápido que Baltasar apenas esquivó y aún así esta quemó su hombro.
Baltasar suprimió el dolor para no desconcentrarse de la pelea pero Semira estaba implacable hoy, siguió lanzando sus chorros los cuales Baltasar esquivó con dificultad, al segundo siguiente Semira estaba al lado de Baltasar y de un solo golpe lo arrojó a varios metros. Baltasar rebotó un poco pero logró detenerse, Semira se acercó sobrehumana mente rápido para dar otro golpe pero Baltasar lo dió primero, un golpe de energía derribó a Semira contra el suelo pero esta caída resultó increíblemente ejecutada con gracia, cómo si fuera parte de un número. Semira se puso de pie pero Baltasar se abalanzó sobre ella tomándola por la cintura y arrastrándola varios metros por el suelo por la fuerza de su impacto y provocando que la espalda de Semira habrá un camino en el suelo duro, Semira frunció el seño pero soportó. Mérida y Leo miraban todo esto con una ligera preocupación y a la vez expectantes ¿Quién ganará?

Habían pasado al menos dos horas de combate, Leo ya no sabía que pensar, pero en el fondo el sentía que Semira ganaría, lo haría.
En Semira ya no habían rastros de serenidad, solo furia y el prominente deseo de ganar, estaba totalmente sumergida en la lucha, nada más existía o importaba para ella en ese momento. Las gotas de sudor y sangre corrían por el cuerpo de Semira y Baltasar, la garganta de Semira se sentía seca, respiraba con algo de dificultad pero eso no importaba, ella estaba decidida a ganar cueste lo que cueste.
En un momento dado Semira y Baltasar se miraron mutuamente un momento, Baltasar miraba a Semira directamente a los ojos dorados, de pronto notó como su mano izquierda se llenaba de energía, no era nada extraño sino por el hecho de que era energía oscura, totalmente oscura. El iris del ojo izquierdo de Semira también se volvió negro mientras que el ojo y la energía del lado derecho permanecían dorados. Pero todo esto solo duró un segundo antes de que volvieran a su color original y Semira volviera a atacar.
Después de un buen rato de lucha Baltasar logró poner la cara de Semira contra el suelo y apretó su garganta con el interior del codo mientras que ambas rodillas descansaban sobre los brazos de Semira impidiéndole utilizar su energía.
Semira gruñó intentando soportar el dolor y tratando de respirar, solo tenía que decir una palabra y Baltasar la soltaría, una palabra y podría descansar de esa tortura. Pero no lo hizo, Semira cerró los ojos concentrándose, imaginó que su cuerpo ardía totalmente con su energía y así sucedió. Baltasar tuvo que soltarla porque se estaba quemando.
Semira no perdió el tiempo y se puso de pie y de un salto impulsado se abalanzó sobre el cansado Baltasar.
Habían pasado alrededor de 4 horas desde que comenzó la batalla y sin embargo Semira parecía tener el doble de energía que cuando comenzó, Baltasar también estaba vigoroso pero al lado de la energía de Semira se notaba su agotamiento.
Semira tomó a Baltasar por el cuello y comenzó a golpear su cabeza contra el suelo, Baltasar se protegió con un brazo haciendo que esté se rompa mientras que que con el otro lanzó un chorro de energía en el abdomen de Semira, está tuvo que soltarlo.
Semira gimió de dolor, la piel de su abdomen estaba calcinada, su vestido en ese momento parecía mas bien una falda y una blusa corta andrajosa.
Baltasar ya no podía hacer nada con su brazo derecho porque estaba roto, con el cuidado requerido tardaría al menos 2 días en sanar. La sangre corría a chorros por su frente, Semira notó esto y sintió una pequeña chispa de culpa, pero así era como tenía que ser, después de todo ella también estaba bastante herida.
Semira se tragó todo sentimiento y decidió terminar lo que empezó.
Se acercó a Baltasar quien le lanzó una bola de energía, Semira nisiquiera intentó resistirla quemando su pierna derecha, después de otro momento de lucha Semira logró apretar a Baltasar contra el suelo no sin antes haberle quebrado el otro brazo, ella también estaba muy afectada, tenía una pierna con el músculo a la intemperie sin contar su abdomen y otras cien heridas y golpes por todo su cuerpo.
Semira estaba encima de Baltasar apretando su garganta, Semira advirtió:
- Ríndete Baltasar, no quiero hacer esto
Baltasar la miró con los dientes apretados y siseó:
- Hazlo o no será una victoria completa
Semira frunció el seño al escuchar sus propias palabras salir de la boca de Baltasar ¿Así de terca he sido siempre?
Semira apretó los dientes y lanzó un golpe de energía a la cabeza de Baltasar, este quedó inconsciente. No le causó ningún daño evidente pero fue como un apagón a sus sistemas.
Semira se puso de pie y encontró la mirada de Leo y Mérida quienes se acercaban rápidamente para ayudar.
Leo tenía una sonrisa en el rostro mientras que Mérida fue directamente a revisar a Baltasar, él iba a estar bien solo que tardaría una hora en despertar.
Semira tampoco estaba del todo bien, justo en el momento en el que la adrenalina se fue sintió cuan adolorido estaba su cuerpo, sintió que todo le dolía y que su cuerpo era muy pesado. Sus heridas estaban sanando pero esto solo hacía que le ardieran el doble.
Leo le puso una mano en hombro y dijo:
- Esta vez tendré que cargar a Baltasar y no a ti, nuestro camino a empezado.










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