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HABÍA MOMENTOS EN EL QUE ambas odiaban ser del mismo género. Ya que eso era lo único que les impedía el poder amarse realmente.
Ayina abrazó sus piernas hacia su pecho. Sollozando mientras apretaba con fuerza el collar de caracolas que tenía en su mano. Bajo sus orejas cuando las palabras del hermano mayor de Tsireya resonaron nuevamente en su cabeza.
"¡Mi hermana no quiere tus tonterías! ¡Déjala de molestar!" grita el mayor, aventando el collar que ella hania tardado semana en hacer a la arena.
Suelta un sollozo aventando aquel collar al mar, pidiendo que el mismo lo perdiera en su profundidad.
"No puedo creer que estés enamorada de mi hermana, eres hembra. Ayina, reacciona." Tapo sus oídos intentando que aquellas voces se fueran de su cabeza.
En Awa'atul, el dar un collar de caracolas a alguien era señal de amor puro, como una sortija de compromiso. Pero cuando ese alguien te lo rechazaba, dolía mucho, demasiado.
Soltó un suspiro tembloroso limpiando sus lágrimas. Su cola golpeó la arena con enojo, alzándola en el proceso.
Sus orejas se levantaron de golpe al escuchar el sonido de la caracola anunciando algo. Sonrió a pesar de todo. Los tulkun habían regresado de su ciclo de migración.
Se levantó de la arena con rápidez. Intentó acomodarse el cabello y mejorar su sonrisa para no preocupar a su hermana espiritual, saltando al agua al igual que el resto.
Nado esquivando a varios hermanos. No pudo evitar sonreír debido al ambiente que se estaba creando en el océano. Sonrió en grande cuando vio a su hermana a un mar de metros de ellas, nadando con más fuerza hacia ella.
Lu'vet era el nombre de su hermana. Con quién se vínculo cuando tenía apenas 7 años ──actualmente teniendo 16──. Sonrió hacia ella, saludandola con alegría.
