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NUMEI CEPILLABA CON CUIDADO EL cabello de su hija menor, quien intentaba hacer una pulsera disfrutando del cariño que le brindaba su madre.
Era un día nublado. Había pocos días así, sin embargo, eso no impedía que los metkayina salieran a hacer sus labores de la isla, estando acostumbrados a mojarse.
Su hijo mayor, Aonung, entró al Maui, sonriendo hacia su madre.
Se sentó a lado de ella, dejando un pequeño beso en su mejilla antes de darle un plato de frutillas a su hermana menor, quien las acepto gustosa.
──¿Cómo te fue con tu padre hoy? ──pregunta Numei, terminando el peinado de Tsireya.
Aonung sonríe emocionado alzando sus orejas. Busca entre sus cosas, sacando un pequeño collar que el mismo había hecho, para entregárselo a su madre.
──Padre y yo estuvimos buscando la caracola toda la mañana. Ojalá te guste. ──murmura Aonung nervioso.
La Tsahik sonríe observando el collar que tenía en sus manos. Era bastante simple, solo era un caracol amarrado a una soga blanca. Numei le resto importancia, colocándose el collar que le había regalado su hijo con orgullo.
Se volteo hacia su hijo mayor, quien la veía emocionado de que su madre estuviera usando algo que el mismo hizo──. ¿Me queda bien?
──Todo a ti te queda perfecto, madre. ──responde Aonung sentándose en el regazo de su madre, siendo abrazado por la misma.
Numei acaricia con cariño el pelo corto y rizado de su hijo de diez años, dejando algunos besos en su frente.
──¿Y mi collar, Aonung? ──pregunta la pequeña Tsireya abrazando a su madre por lo hombros──. ¡Yo también quiero uno!
──Luego te hago uno. ──responde el masculino sin importancia.
Tonowari entre al Maui, cargando a Tsireya, quien se había aventado a él para que la atrapará en sus brazos.
