La puerta se abrió con cuidado, trató de ocultar su chakra lo mejor que podía, se escabulló con pasos calmos y sigilosos, dejó sus botas ninja en la entrada, continuó su camino, asomó su pequeño rostro por el pasillo y sonrió en grande -sorpresaaaaa -una pelirroja corrió con velocidad arrollando a su pequeño -mi niñoooo, estás enorme ttebaneeeee -Naruto sonrió divertido entre los brazos de su madre -no mientas ttebayo, crecí muy poco -los labios del pequeño se levantaron en un puchero resongón -ya crecerás, no te compliques, ven, vamos cuéntame todo, mientras comemos un delicioso plato de ramen, Mina no debe tardar en llegar -el Uzumaki sonrió emocionado -tengo demasiada hambre ma, necesito uno de esos platos con urgencia, te extrañé demasiado de veras-
El rubio sonrió divertido haciendo reír a su madre, giró su rostro, observó la entrada con cuidado, corrió con velocidad cuando la puerta se abrió arrollando a su padre del mismo modo que Kushina había hecho con él, comenzó a patalear emocionado -paaaaa ya llegué ttebayo -Minato sonrió divertido, besó su frente con cariño -te extrañé mucho cariño, me alegra que estés en casa, ahora pasemos a cenar ese delicioso platillo y nos cuentas todo lo que hiciste, ¿te parece? -Naruto se levantó emocionado, jaló de la mano de su papá, comenzó a contarle los detalles de su viaje con el sannin y lo mucho que había aprendido de su padrino -esta semana la tomarás de descanso, la siguiente regresarás con tu equipo, por el momento, alguien tomó tu lugar en el equipo, lo lamento cariño, tendrás que adaptarte -el menor abrió sus ojos con terror -pe… pero papá ¿cómo pudiste? -Naruto negó con reproche y miedo, Minato sobó su cabello con cariño, le dedicó una sonrisa suave -recuerda que los equipos se forman de cuatro miembros Naru, era peligroso para ellos trabajar sólo con tres personas, tendrás que adaptarte -el Namikaze Uzumaki bajó su rostro mordiendo sus labios, tal vez podría ser amigo del nuevo miembro, respiró con un poco de miedo, asintió levemente.
….
Naruto caminaba por la aldea sintiendo las miradas de odio de las personas mientras avanzaba, se hizo un poco pequeño al sentir su rechazo nuevamente, bajó su rostro con pesar, volver a ver a sus padres era grandioso, pero volver a ese infierno no le agradaba nada, caminó con cuidado buscando el chakra de su amigo Shikamaru, pero no lo encontró, ya se había dado cuenta que había salido de misión, pero quería confirmar, sintió como alguien le lanzó una piedra, la cual rozó su frente, todo por ir distraído buscando el chakra del Nara, sobó su frente dándose cuenta que un hilo de sangre caía de esta, sus gemas crecieron con tristeza, se dio la vuelta, comenzó a caminar con velocidad fuera de la avenida principal, estaba por empezar a correr sobre los techos de las casas cuando sintió como jalaban su pierna y comenzaban a golpearlo entre un grupo de chicos -"¿para qué volviste maldito monstruo?" "lárgate, nadie te quiere aquí" "si sigues con vida solo es por tu padre" "maldito bastardo, ¿por qué demonios volviste?" "No te queremos en la aldea desgraciado" -Naruto detuvo algunos golpes, logró levantarse, los vio con coraje, apretó su puño, estuvo a punto de golpearlos cuando su mano se detuvo a un centímetro del rostro de un aldeano, este sonreía burlón -atrévete monstruo, golpéanos, anda hazlo -el rubio sabía que si lo hacía, obligaría a su padre a encerrarlo o a ponerse contra la aldea, lamió sus labios con molestia, bajó su mano apretando sus puños -hijos de perra, algún día pagarán todo lo que me han hecho -los aldeanos comenzaron a reírse de él y lanzarle cosas, el rubio sabía que su padre tenía demasiados problemas como para darle más, él podía con esas escorias, no era necesario que lo defendiera nadie.
Cuando salió del callejón observó como unos onix lo veían con cuidado, se sorprendió un poco, pero de inmediato cambió su rostro, marcó su ceño, caminó ignorando la mirada del azabache, seguramente se burlaría de él con su familia, estaba acostumbrado a eso, caminó sacudiendo su ropa, sus heridas curaban con velocidad mientras corría, subió hasta el monte Hokage a observar el atardecer con cuidado, sus gemas brillaban dejando caer lágrimas de frustración, sabía que sí su padre se diera por enterado esos aldeanos ahora mismo estarían con Ibiki, pero la aldea comenzaría a odiarlo más y comenzarían a desconfiar de su kage, se sentía frustrado y molesto, pensaba cómo vengarse de ellos, eso que le hicieron no se iba a quedar así.
Sus manos temblaban con coraje, lo habían humillado nuevamente, creó un grupo de clones que mandó a vigilar a esos desgraciados, a buscar algo con que exponerlos, si vandalizaba en ese momento se darían cuenta que el culpable había sido él, mordió su mano pensando en qué hacer y cómo vengarse, esos estúpidos lo tenían cansado, ¿cuándo demonios lo dejarían en paz? observaba el sol ocultarse reprimiendo su coraje, su mirada era gris y afilada como la de su padre, cuando el sol se ocultó pudo sentir que alguien lo observaba, con cuidado giró su rostro hacia los árboles, no sentía el chakra de nadie, tal vez se estaba volviendo loco. Se levantó sacudiendo sus pantalones naranjas, caminó hacia su casa detrás del monte con cansancio, entró a su casa directo a la ducha, metió a lavar su ropa, se colocó ropa de casa para bajar a cenar con su madre, tratando de fingir que había sido un día bueno como siempre había hecho.
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Mi acosador (Itanaru)
Storie d'amore-desde que llegaste a la aldea te he estado observando... -Naruto abrió sus grandes gemas con sorpresa, cuando reaccionó y recordó al cuervo se levantó para golpear al mayor... -desgraciado pervertido, eras tú...