Preparativos.

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Para Aegon, tener delante alcohol había sido algo duro. Miraba el vaso que le habían ofrecido sin tocarlo, a su vez sintiendo la atención de Jacaerys cayendo sobre él. Lo sabía, que estaba mirándolo así porque quería ver si bebería o no, hacia fuerza para no beber y terminó largandose antes de haber siquiera empezado a comer. No podía soportar la tentación.

Se quedó sentado delante del edificio, sobre las escaleras con Sandstorm en brazos, viéndolo y consolándolo.

En momentos así necesitaba las palabras de ánimos de Jace, pero no las recibiría porque ni se las merecía ni vendrían de forma voluntaria. El contrario le odiaba y aquello a él le parecia bien.

Los salvajes eran seres curiosos, la mayoria pelirrojos, rubios. Eran de ver tosco, aunque había alguna belleza escondida como aquel chico que captó toda su atención. .

— Es un cambiapieles—comentó la hija de la jefa, tenía doce años y una melena muy rizada y pelirroja.

— ¿Cambiapieles?

— Capaz de meter su mente en la de otros animales y controlarlos.

Aegon bloqueó durante varios segundos, decidiendo alzarse e ir a establecer una conversación.

— Hmm… Hola.

El contrario pareció sorprendido. El chico tendría catorce años, era muy joven.

— ¡Hola! Se da me mal la lengua común.

— Se me da mal la lengua común —le corrigió, el chico se rió incómodo y asintió.— ¿Puedes entrar en la mente de un dragón y controlarlo?

Quizás aquella pregunta fue una que jamás se había planteado, claro que nunca había visto un dragón en su vida.

— Dudo que pueda—se escuchó una voz femenina, proveniente de una salvaje muy parecida a él, suponía que su hermana mayor.

De tez muy pálida, ojos verdes, cabello anaranjado con su tonos dorados y nariz respingona. Tenía la cara pequeña, piernas largas y mejillas sonrojadas del frío.

— Solo puede meterse en la piel de los lobos. Es un Warg. Pero yo podría intentarlo.

— ¿Tú también? —Aegon la vio curioso. Pareciera ser que los salvajes eran interesantes.

— Yo, sí. Bueno, toda mi familia tiene el don. Lamentablemente fallecieron hacia unos años, papá y mamá.

— ¿Y cómo es que os mantenéis? —Aegon se aproximó al chaval, mirándolo fijamente. Entrar en esas bestias grandes debía ser algo difícil, era sin duda sorprendente.

— Primero, me llamo Anya. Este es Carl. Nos cuidan en la tribu, ya que somos especiales. Aunque aquí nos ayudamos. ¿En vuestros castillos de piedra no ayudan a los niños sin familia?

Aegon se quedó callado, no sabía que responder a la pregunta. La verdad era cruda, desembarco del Rey fácilmente era la ciudad más horrible en la que había estado en sus años de vida y de fantasma.

— Eso es un no—habló Anya— Igualmente yo cuido de mi hermano. Soy muy buena para la caza. Puedo meterme en cuervos, en osos, incluso una vez logré meterme en una foca.

— ¡Cómo la foca que eres! —dijo riendo Carl.

— Más donde agarrar—habló la chica, frunciendo el ceño.

— Bueno—Aegon carraspeó—¿Podrías intentarlo? Con Tormenta dejaremos que practiques sobre ella. ¿Verdad? —buscó la mirada de su dragón, esta sonrió y emitió un ruido afirmativo.

Jacaerys y el chamán llevaban rato mirando a Aegon y a los dos hermanos. Había recibido la noticia de él sobre que se trataba de cambiaformas, entonces hiló todo.

𝐄𝐋 𝐔𝐒𝐔𝐑𝐏𝐀𝐃𝐎𝐑 / JACAEGON + LUCEMONDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora