La noche llegó a Villa Lobo y con ella los caminantes blancos.
Los jinetes en sus dragones, los tres pequeños al lado de los demás esperando órdenes.
Hombres, mujeres y niños tenían el corazón sincronizado, rápido latía, expectantes.
El Rey de la noche atento al cielo, una lanza de hielo en su mano derecha. Hoy por hoy no tenía otros "caballeros" como él, solo tenía muertos.
Fue un grito chirriante, como el rozamiento de metal oxidado. Despertó a los muertos y a los vivos, dando comienzo a La Guerra tras el Muro.
Invierno se retorcía alarmando a Jason, Aegon cayó de rodillas emitiendo un gruñido y llevando su mano a su pecho, sintiendo un enorme vacío, un desgarrador dolor que perduró hasta que Jason consiguió calmar a Invierno.
Jacaerys estaba lejos, pero había visto lo que ocurría con Aegon. No reaccionó sin embargo, por mucho que el dolor fuese grande, la misión era grande y certera. Ambos habían venido aquí para perder la vida, en tierra. Sus hermanos y tíos se la estaban jugando ahí arriba, había un plan y se debia cumplir.
Se estamparon con fuerza contra las murallas de palos afilados y puntiagudos. Había que esperar.
Esperar, esperar y esperar. Los segundos eran horas para ellos, los minutos eran días de incertidumbre.
Cómo aguantar un peso cuarenta veces superior a sus capacidades, aquellos muertos avanzaban y no había quien los parase.
— Son demasiados…
— ¿Por qué hay Thennitas?
— ¿Cómo vamos a poder contra ellos…?
Varios huyeron, Jacaerys agarró uno que estaba por huir y enfadado lo puso delante de sí mismo, encarandolo.
— ¿¡Esto es lo que hacéis vosotros!? ¿Lamentaros y huir? ¡Demonios! ¡Hemos venido a luchar y morir! ¡No a sobrevivir huyendo! ¿Sabéis cómo os llamamos los sureños? ¡Salvajes! ¡Sois fuertes, rebeldes, sois valientes y unos jodidos locos! ¿Qué vais a hacer con estos? ¿Invitarlos a vuestras tierras? ¿Dejarles matar a vuestros hijos? ¡Nosotros tenemos fuego y dragones pero no somos los únicos! ¡Vosotros tenéis fuego en vuestros corazones y lo vamos a demostrar ahora!
Gritos de euforia, de felicidad. Jacaerys había conseguido despertar el alma luchadora de todos, inclusive de aquel que había querido huir.
Aquel discurso incentivó a absolutamente todos, inclusive a los Targaryen y dragones que rugieron.
Fue un visto y no visto, fue una milésima de segundo en la que una enorme araña pasó a través de la muralla rompiéndola y dando paso a enormes oleadas de muertos. La formación sin embargo permaneció.
Escudos de madera, unos pocos de hierro delante. La lucha comenzó cuando Terror Valyrio lanzó el primer aliento de dragón de forma violenta iluminando todo a su alrededor, quemando en línea recta los muertos que había ahí.
Lucerys con Luna Sangrienta hizo lo mismo por otro lado. Haciendo rugir al animal, pudo acabar con la gran mayoría de la amenaza fuera de los pequeños muros, mientras la lucha continuaba en tierra.
El pequeño Veneno escupió fuego delante de la araña tras escuchar "dracarys" por parte de Jace.
La araña violentamente se comenzó a retorcer, cuatro veces más grande que aquel dragncito que recibió una patada por una de sus piernas.
— ¡Veneno! —gritó Jace, suspirando al ver que en el aire el animal se estabilizaba y volvía a volar. Le quemó la cabeza, ahí acabó todo.
Anya en el interior de un cuervo, iba volando y asegurándose de que todo saliese bien desde la distancia. Volvió en sí y dio las próximas órdenes.
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𝐄𝐋 𝐔𝐒𝐔𝐑𝐏𝐀𝐃𝐎𝐑 / JACAEGON + LUCEMOND
Fiksi PenggemarSecuela de EL MATASANGRE. Tras la partida de casi todos sus familiares, Aegon queda a solas en Rocadragón con Jacaerys, Helanea y Jason, donde ocurren varios sucesos inesperados. Tras la llegada de Lucerys y Aemond de su luna de miel, los seis decid...