Peleas.

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A diferencia de Veneno, Tormenta de Arena había eclosionado a la semana de estar con Aegon. Aquel dragón había sido el motivo se la felicidad y distracción del antiguo Rey, quién había dejado de lado a Jacaerys pues ahora tenía otra cosa con la que distraerse, además de que el mono ya no era tan fuerte.

Se sorprendía por la diferencia de tamaño de un dragón convencional como lo serían las generaciones de Vermax y demás a uno de generación más antigua, como este.
Era del tamaño de un gato con solo una semana, además ya que no podía volar caminaba de forma graciosa tras él como si fuese su sombra.

— Parecen mamá pato y su patito —dijo Helaena sonriendo cuando los vio.

La gracia de todo es que Aegon mantenía sus monólogos con aquel ser, le hablaba tanto en valyrio como en lengua común como si lo fuese a entender… aunque en partes entendían.

Jace estaba en las afueras de Dragonstone, leyendo el un libro del lenguaje de los dragones, mientras a su lado descansaba su huevo que aún no eclosionaba aunque había indicios positivos de que pronto lo haría; se hallaba más caliente que antes.

Lucerys había recibido un mensaje de Rhaenyra que decía que pronto volverían, que ya estaban de camino a casa. Era algo que puso al de cabello blanco eufórico, se sentía tan emocionado que lo primero que hizo fue correr a Aemond y contarle todo.

El contrario estaba en Monte Dragón, se hallaba explorando una de las tantas cuevas volviendo a las viejas usanzas, aunque entendía que seguía intrigado por Caníbal. Triste fue sin embargo su cara cuando salió.

— Ha muerto. No sé hace cuánto, pero ha muerto.

Ambos se quedaron en silencio, ver morir de vejez a un dragón era triste pero justo, la muerte así era agridulce.

— Mientras Luna y Terror vivan, su descendencia seguirá. Y ahora más con Tormenta y Veneno.

Ambos se sonrieron y abrazaron en una cálida unión. El menor lo miró con intenciones de saber cómo estaba, hasta que finalmente decidió comentarle aquello que lo tenía feliz.

— Rhae y Daemon vuelven pronto. Quizás quieran unirse a nuestro viaje.

Pero Aemond se echó a reír y negó.

— ¿Daemon queriendo viajar al norte para buscar un cuerno? Probablemente diga algo como…—se puso a pensar.

— "¿Para qué quieres el cuerno, para metertelo por el culo?" —le imitó Lucerys, inclusive esa sonrisa que ponía el.

Aemond soltó una risa y asintió. Su camino de vuelta fue imitar a su tío.

****

Tres días después de la muerte de Caníbal ocurrió; Veneno había eclosionado.

Igual que sus padres, ambos dragones bebés exigían su compañía, pareciera ser una unión necesaria pues lloraron y protestaron hasta que a Jace no se le ocurrió acercarse a Aegon y unirlos; entonces se hizo la paz.

— Tu dragón me quiere robar al dragón —habló de mal humor Aegon, sobre protector con su bebé.

—No. Gracias a mi dragón tu dragón no está llorando.

— Llora porque tu dragón eclosionó.

Disimuladamente Jason cerró la puerta de aquella sala de estar y los dejó fuera para no tener que escucharlos.

Su mirada estaba en Helaena, la cual tenía y tejía sin parar, siendo hasta hipnotizante.

— ¿La echas de menos? —cuestionó.

Ambos sabían a quien se refería.

—Nuestros caminos volverán a cruzarse—afirmó la mayor de los dos.

Jason la echaba de menos, a veces soñaba con Aja pensando que estaría haciendo, qué aventura estaría emprendiendo ahora. No la podía culpar por haberse marchado, pero era egoísta y la quería de vuelta.

— Eso espero…

El chico entonces sintió la mano de Helaena sobre su hombro, sintiendo calidez.

— ¿Quieres que te teja una bufanda? —cuestionó la mujer ilusionada.

A este tipo de sonrisas no había forma de negarle. Asintió varias veces, girándose para verla mejor. Se preguntaba si algún día le podría gustar a una mujer como Helaena.

— ¡Se acabó, Aegon! ¡Llevas semanas sin hablarme y ahora esto! ¿Me estás vacilando? ¡Fui tu pasatiempo? —Jace no podía más. Quería simplemente matarlo.

El contrario soltó una burlona sonrisa y miró a otro lado, alejándose sin decir ni mu. Su mirada ya había sido suficiente.

— ¡Te crees muy listo, Aegon! ¡Cuando me necesites y no esté, te joderás! ¡Me soñarás cada noche a partir de ahora! — Le maldijo y se fue lejos con Veneno.

Aegon sintió malestar. Su mente y toda su psique luchaba contra su corazón y cuerpo, quienes apreciaban a Jacaerys. Sencillamente no podía tener este tipo de necesidades. Todos se terminaban yendo, lo acababan maltratando. Su mecanismo de defensa era superior y desde siempre había pensado que en este mundo matas o te matarán, maltratas o te maltratarán. ¿Qué más da haber visto peleas de niños a muerte? Él fue ese niño, molido a palizas cada vez que escapaba del palacio y volvía pillado. Él fue ese a quien habían obligado a casarse con su propia hermana que ni siquiera le atraía. Él había sido el que jamás recibió amor, jamás recibió respeto por absolutamente nadie.

Seguiría follándose criadas, destrozando todo por su camino porque ese era su destino, ahora y siempre.

¿Quién no lo abandonaría jamás y lo querría como nadie lo quiso? Aquel dragón pequeño que alzó en sus brazos y que acurrucó contra sí mismo. Lo único real que tenía.

Jacaerys golpeó la pared de su cuarto con ira, se sentía un jodido imbécil. Se había follado al hombre que mató a su madre, el hombre que le jodió la maldita vida. No sólo eso, había dedicado de su tiempo en cuidarlo y le había cogido cariño.

Rió de forma amarga. ¿Y Lucerys le había revivido a esa rata en vez de a Joffrey? Joder, lo odiaba tanto.

****

Cuando Rhae y Daemon llegaron, se negaron rotundamente a dejarles partir al Norte por esto. Más cuando sabían la amenaza que iba creciendo ahí. No, no y no.

Sí, sí y sí sin embargo ocurriría. Aemond se rió en la cara de Daemon cuando les dijo que les prohibía aquello, mientras que Aegon miró a su hermana con la ceja alzada y soltó un claro;

— Tú no eres ni mi padre ni mi madre. Vive tu vida que yo vivo la mía, y si me quiero ir al norte con mis hermanos me voy.

Había algo oscuro y tétrico en la voz de Aegon que antes no había; todas sus sombras estaban saliendo a flote a diferencia de cuando las escondía con el alcohol. Su carácter estaba cambiando, o quizás su carácter real saliendo.

Fueron Lucerys y Jace los que les intentaron apaciguar diciendo que tenían dos dragones adultos y uno joven, que tenían dos más creciendo y uno en camino. Lucerys era un piromante, Aemond un buen espadachín que sabía de la magia de sangre igual que los demás que sabían luchar.

Helaena se había mantenido en silencio. Ella vio la muerte de alguien en aquel viaje, pero no estaba segura de si interpretar así su sueño o no, y estaba claro que no conseguiría frenarlos.

𝐄𝐋 𝐔𝐒𝐔𝐑𝐏𝐀𝐃𝐎𝐑 / JACAEGON + LUCEMONDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora