[Capítulo 9 ─ La verdad del corazón]
Garp miró por la ventanilla junto a él, desde donde podía apreciar una gran extensión de cielo azul despejado casi por completo de no ser por unas cuantas nubes traviesas que ocasionalmente se entrometían en la trayectoria de las alas del avión, rehusándose a apartarse hasta que las atravesaba.
Debía admitir que no se sentía del todo cómodo dejando solos a sus nietos, pero lo habían mandado a Dressrosa porque había ciertos indicios de que tal vez Doflamingo estuviera de nuevo por ahí. Garp no estaba del todo convencido, no creía que fuera muy inteligente que el hombre regresara a seguir con sus turbios negocios a la misma ciudad donde lo habían atrapado la primera vez años atrás, o tal vez era por esto mismo que había vuelto a ese lugar. En fin, si en realidad no se trataba de Donquixote volviendo a las andadas, entonces igual tendría la oportunidad de apresar a unos cuantos delincuentes, por lo tanto no sería una pérdida de tiempo total.
Los chicos estarían bien, o al menos eso esperaba, les había dejado la vigilancia como una medida de seguridad, además de uno que otro medio, y si algo fuera de lo común llegaba a suceder sus hombres tenían órdenes de informarle de inmediato, eso al menos hasta que él llegara, que en realidad tampoco debía faltar demasiado tiempo para eso, unos cuantos días cuando mucho. Así que ellos estarían bien, se repitió en la mente, siempre y cuando no se metieran en líos estarían bien.
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Law miró el reloj como por enésima vez ese día. Ya se estaba haciendo un poco tarde, Luffy aún no se había aparecido por su casa y él comenzaba a desesperarse, aunque era verdad que su novio no le había dado una hora para su visita así que podría llegar en cualquier momento. Él sabía que parte de su ansiedad se debía a otra cosa que poco tenía que ver con la hora; necesitaba pedirle una disculpa a Luffy por su comportamiento y esperar que aceptara perdonarlo. Por lo menos durante su pequeña plática de la noche anterior había sonado menos molesto, eso lo tranquilizaba un poco. Sólo un poco.
En ése momento alguien llamó a la puerta principal y Law salió al instante de la cocina tallándose las manos, que estaban un poco sudadas, en los costados de su pantalón antes de abrir-. Hola
-Hola Law -contestó Luffy, no del todo serio pero sin lanzarse encima de él como siempre hacía. A Law no le extrañó ni un poco, era normal dada la situación, pero aun así sintió cierto desconsuelo en la falta de ése afecto que el saludo efusivo de su novio siempre le brindaba. En definitiva tenía que arreglar las cosas cuanto antes.
Se hizo a un lado para que el chico pudiera pasar, fijándose de reojo en el ligero cojeo que hacía al caminar, y cerró la puerta tras él-. ¿Cómo está tu tobillo? -preguntó tanto para aligerar un poco el ambiente como porque quería saber cómo se encontraba.
-Bien, en realidad ya me siento mejor, casi no me duele -contestó el menor con una ligera sonrisa.
Law sonrió también, aliviado en cierta forma. El pequeño no estaba comportándose de forma hostil, eso era un buen presagio, por lo menos no estaría cerrado de oídos cuando tratara de explicarse. Ahora el problema era encontrar una buena manera de explicarse. En su caso, ser lo más sincero posible era la mejor (y la única) opción viable.
-¿Puedes subir las escaleras? Para ir a mi habitación. -La casa en ése momento estaba vacía, a excepción de ellos dos, pero él no quería arriesgarse a que Chopper o Vergo regresaran en cualquier momento e interrumpieran su conversación si es que se quedaban a hablarlo en la estancia, deseaba que todo quedara arreglado esa misma tarde y para ello necesitaban la mayor privacidad posible.
Luffy sólo asintió en respuesta y se dirigió a la escalinata para ir al segundo piso, subiendo con cuidado y su novio detrás de él en todo momento, hasta llegar a la habitación del mayor y tomar asiento en el borde de la cama, con tranquilidad, seguro de lo que quería hacer y decir, pero esperando el momento justo para ello.
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Estoy a tu lado
FanfictionContinuación de "Historia de tres hermanos". El tiempo ha pasado, para algunos lento, para otros demasiado rápido, pero ha pasado, y no se puede volver atrás, aun cuando algunos desearían hacerlo. Ahora, cinco meses después, hay quienes deberán dars...