[Capítulo 8 ─ Sentimientos en balanza]
Sabo salió de la cocina, fue a la estancia casi arrastrando los pies y, con un suspiro, se derrumbó todo lo largo que era en el sofá. Perona se había ido rato atrás, al final después de que Ace se encerrara en su habitación y él saliera de su desconcierto inicial había decidido que era mejor dejarlo solo por el momento (su hermano era de los que necesitaban descargar sus frustraciones antes de poder pararse a pensar las cosas) así que siguió con lo que tenían planeado y se sentó a ver películas con su amiga, aunque la verdad estuvo la mayor parte del tiempo divagando en su mente, tratando de encontrar una explicación lógica al hecho de que su hermano llegara de esa manera y con tal noticia. No era la primera vez que él sabía que Marco y Ace discutían, pero llegar al punto de terminar era... bueno, simplemente no lo podía creer. Ya habían pasado unas cuantas horas desde entonces, tal vez si iba ahora encontraría al pecoso un poco más calmado y podrían hablar sobre lo que pasó.
Antes de que pudiera decidir si subir o no escuchó cómo la puerta principal se abría, así que se levantó del sofá y fue a la entrada para recibir a su hermano menor.
-¡Luffy! ¿Qué te pasó? ¿Estás bien? -preguntó apresuradamente, preocupado al ver a su hermanito sosteniéndose del brazo de su mejor amigo para mantener el equilibrio por no poder apoyar el pie izquierdo en el suelo.
-Em... me doblé el tobillo en el trabajo.
-¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué no me llamaste?
-Estoy bien Sabo, el doctor dijo que sólo necesitaba reposar un par de días para recuperarme -contestó para tratar de tranquilizarlo un poco, cuando se trataba de heridas o lesiones el rubio podía llegar a ser tan atosigante y sobreprotector como el mismo Ace.
El mayor se acercó al azabache y le indicó que se apoyara en él para sostenerse-. Gracias por traerlo, Zoro, ya me encargo yo.
El aludido asintió en respuesta-. Bien, igual debo irme ya. Nos vemos después. -Se despidió de ambos y salió de la casa cerrando la puerta tras de sí. Luffy se preguntó si aún estaría pensando en la plática que habían mantenido rato atrás.
Sabo ayudó a su hermanito a llegar hasta el comedor para sentarse en una de las sillas, donde, después de asegurarse de que en realidad no tenía nada grave, le indicó que esperara ahí en lo que él iba por Ace para que cenaran los tres juntos. El menor hizo un puchero, no conforme con el hecho de tener que esperar, pero accedió a ello.
El rubio subió las escaleras y atravesó el pasillo hasta la habitación de su hermano. Se paró frente a la puerta y, después de tomarse unos segundos de duda, tocó un par de veces-. ¿Ace? -preguntó, pero al no obtener respuesta alguna abrió la puerta para asomarse al interior.
El azabache estaba tumbado en su cama, con los brazos reposando en la almohada por sobre su cabeza y la mirada clavada en el techo. Sabo no quiso siquiera intentar preguntar sobre las piezas de celular que estaban en el suelo junto a la pared contraria a la cama, ya se imaginaba lo que había pasado con él.
-Oye, la cena está lista.
-No tengo hambre ahora, Sabo. Bajaré más tarde -contestó el pecoso sin cambiar su posición en absoluto.
-Claro, entiendo. -Sabo dio un paso atrás, pero antes de salir por completo observó a su hermano por un momento-. Ace. -El nombrado giró la cabeza hacia él, y Sabo se mordió el interior de la mejilla al verlo. No recordaba haber visto tal expresión decaída en su rostro alguna vez-. Sabes... que puedes confiar en mí, para lo que sea.
El chico esbozó una débil sonrisa en respuesta-. Lo sé, y te lo agradezco hermano, pero ahora lo único que quiero es estar solo.
El rubio asintió-. Igual, si me necesitas estaré en mi habitación -indicó una última vez antes de salir.
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Estoy a tu lado
FanfictionContinuación de "Historia de tres hermanos". El tiempo ha pasado, para algunos lento, para otros demasiado rápido, pero ha pasado, y no se puede volver atrás, aun cuando algunos desearían hacerlo. Ahora, cinco meses después, hay quienes deberán dars...