[Capítulo 21 ─ Las cosas que no dijimos (Primera parte)]

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«El amor no necesita ser perfecto, sólo necesita ser verdadero» ─ Marylin Monroe

Frente a sus ojos, Killer abrazó amistosamente al muchacho del largo cabello rubio (acababa de escuchar su nombre, estaba seguro de que Killer lo había dicho y debía haber quedado registrado en alguna parte de su cerebro que no se encontrara tan dormida, pero, de nuevo, estaba demasiado aturdido como para procesarlo justo ahora).

Fue un contacto bastante simple, no el tipo de abrazos estrechos y profundos que le das a una persona cuando la has extrañado a morir ─el tipo de abrazo que le dio a él el día que fue a buscarlo a su casa─, sino un rápido y simple abrazo de amigos. Darse cuenta de este detalle le hizo sentir como si una pequeña presión en su pecho se esfumara. Un segundo después, la culpabilidad se hizo presente.

Obviamente, al haber visto a un chico tan atractivo preguntando por Killer, más aún presenciar cómo dicho chico se lanzaba a abrazarlo con tanto entusiasmo, había provocado que cierta incomodidad se alojara en su pecho. O quizá fuera mejor decir que estaba celoso. A estas alturas, Sabo no debería ponerse celoso por cualquier persona que expresara algún tipo de afecto por su novio. Por dios, que el chico tenía una gran lista de conquistas anteriores a él. Estar celoso sólo por un muchacho que lo abrazara era una estupidez y una muestra más de su inseguridad, la cual Killer estaba esforzándose tanto para poder erradicar. Y, en serio, de los dos, quizá fuera él mismo el que tenía menos derecho de ponerse celoso, estados en este punto.

Era de lo peor.

—¿Sabo?

El chico parpadeó un par de veces cuando la voz de su novio se abrió paso en medio de todas sus divagaciones para regresarlo a la realidad―. Perdón, ¿qué?

El rubio mayor pareció apretar un poco los labios. Le susurró alguna cosa al recién llegado en el oído y el chico asintió, alejándose de él para ir a saludar a David. Entonces Killer se acercó a Sabo, le pasó una mano por el cabello con suavidad y le dedicó una preocupada mirada.

―¿Estás bien? ―le dijo en un tono ligeramente bajo, como si estuviera intentando mantener su conversación en un nivel más privado.

Sabo asintió, intentando formar una sonrisa―. Sólo estaba un poco distraído, disculpa. ¿Qué intentabas decirme?

Por su expresión, Killer no estaba convencido por completo de la excusa de su novio, pero decidió que podía dejarlo pasar esta vez. Tampoco quería presionarlo, a decir verdad.

―Ven, quiero presentarte a alguien.

Le dedicó una última caricia en la cabeza para después deslizar su mano por toda la extensión del brazo del otro. Cuando llegó a su mano, entrelazó sus dedos y le dio un pequeño tirón, conduciéndolo de esa forma hacia el sofá de la estancia donde su amigo se había sentado a charlar con su padre.

Cuando el chico ―del que Sabo aún no recordaba su nombre― los vio acercarse, se puso de pie con una leve (y aun así brillante) sonrisa.

―Sabo, él es Cavendish ―dijo Killer una vez se detuvieron frente al otro ―y el subconsciente de Sabo volvió a la vida para decirle que sí, definitivamente había escuchado algo con C antes, y sí, el nombre completo le sonaba familiar, así que ahí estaba la reconexión de los cables de su mente―. Es un amigo de la universidad, me ayudó mucho mientras estuvimos en Skypea.

―Es un placer conocerte al fin ―dijo Cavendish, extendiéndole la mano con amabilidad. Sabo la tomó, contento de que el embotamiento de su cabeza parecía haberse esfumado―. Killer me ha hablado mucho de ti. Aunque quizá sería más correcto decir que no le para la boca cuando se trata de presumirte.

Estoy a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora