+Que sube, que baja, que vuelve a subir

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¿Qué lo qué mi gente?

¿Todo fino? ¿Todo controlado?

El panorama aquí ejel siguiente, si esto fuese una comiquita sería tipo la ciudad prendía en candela, una vaina así.

Y no, no es porque en Maracay el sol es un mardito.

Esta vez no es el sol, es el dólar bailando salsa baúl en nuestras tumbas.

Casi pues.

Las navidades candelas.

Yeonjun Alberto estaba relajao care pan, vistiendo un shortcito de esos de las pijamas que vendía traki que le regaló Joely pa' una foto goals. Sin camisa, acostado en su cama con un vaso lleno de chocosafari, jartando mientras revisaba instagram.

El carajito peló los ojos al mismo tiempo que un chocosafari de pana que se dio un safari por la garganta del carajo. Yeonjun tosió como el propio viejo mientras se incorporaba en la cama, dejó el vasito seguro en la mesita y salió corriendo descalzo pa' donde la mai.

―Amá mira esta verga ―el chamo no le dio tiempo a reaccionar cuando ya le había puesto el teléfono en la cara.

La señora entrecerró los ojos, agarrándole la mano al chamo pa' echársela un chín pa' atrás y poder leer, después de ver el número pelo los ojos en su máxima expresión.

―Naguevoná, señor Jesucristo.

―Dieciocho bolos el dólar, increíble, es momento de irnos a la placita en turnos.

La señora Yanet se recogió el pelo mientras seguía con la cara de ponchada. ―Dile a tu hermano.

― ¿Vieron el dólar? ―Seungho Miguel se asomó pal cuarto, con el teléfono en la mano, señalando la página.

―Sí...bueno papi, a echarle bolas es lo que nos qued-

―Vamos a quemar caucho, cacerolazo, golpe de estado ―cortó el menor, chasqueando la lengua.

El chamo se bajó de la cama, rascándose el costado del torso mientras negaba con una mueca en los labios, definitivamente la economía.

Y para ponernos al tanto en el chisme por esta parte, agarre su tacita de café, o lo que sea que le guste y vamos porque tenemos tiempo sin ponernos al día, bebé.

Yeonjun Alberto Choi González, digo, por si no se acuerdan del nombre del chamito. Ese mismo carajo, había decidido que la universida' no era su estilo, no tenía su flow, como que no iban al mismo son, esa relación no estaba funcionando.

Mandó pal coño casi pasando pal tercer año, ni porque la mamá le jaló bolas pa' que fuese por lo menos tsu, no, no se sentía bien en esa vaina y se fue, dejó la peluca.

Ahora brillaba más como asistente de su hermano, le gustaba la vaina de oficina, aparte que se podía comprar mariqueras que nunca iba a usar pero se veían lindas en el escritorio.

Seguía con uno que otro tornillo flojo porai en el coco pero menos gritón, ya no estaba pa' esos trotes de estar correteando a los carajitos de la cuadra porque le jalaron la cola al gato de Miguel.

Mentira, seguía siendo un carajito con tremendo tamaño.

Yeonjun recogió los pies pa' subirse por completo dentro de la hamaca, miró el mecate cuando escuchó un crujido de alguna parte, dejó de ver la broma pa' meterse a guasa', chismeando los estados de la gente revolucionada por el dólar.

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𝑷𝒂𝒔𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒗𝒂𝒊𝒏𝒂𝒔  «𝙺𝚊𝚗𝚐 𝚃𝚊𝚎𝙷𝚢𝚞𝚗»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora