Reorganizando las piezas

29 2 0
                                    

Artista de la imagen de portada del capítulo: jaemoticon.tumblr

Han sido días arduos para Midoriya, además no lograba encontrar nada de los Watanabe. Se estaba desesperando y empezaba a darse por vencido cuando finalmente encontró información sobre el otro trabajo del chico Watanabe.
Su corazón se llenó de júbilo pero sus planes fueron estropeados al tener una misión en el extranjero; sin embargo eso no importaba, ya sabía dónde buscar y eso era estar un paso más cerca de encontrar a Kacchan.

Mientras tanto, Todoroki había estado muy ocupado, y para cuánto estuvo libre se enteró que Midoriya estaba fuera de país, por lo que tendría que esperar para reunirse con él.

Pese a lo que le había dicho a Midoriya siguió buscando la información de los Bakugo, y con ella en mano, pensaba pedirle una tregua al chico, tal vez así desistiría de investigar a los Watanabe.

Megumi y Bakugo se veían poco, la chica quería hablar de nuevo con el ojirojo pero no podía evitar sentirse nerviosa, así que seguía manteniendo la distancia.

Las horas de trabajo extra junto con su falta de sueño, más la situación con Megumi finalmente le pasaron factura a Bakugo y cayó enfermo.

En la noche se había sentido un poco débil a mitad de la jornada pero se lo atribuyó al cansancio de un día lleno de trabajo. Regresó tan cansado en la madrugada que solo tomó un ducha rápida y se metió a dormir, olvidando cerrar la puerta de su habitación con seguro y poner la alarma. Despertó hasta las tres de la tarde, estaba sudado y sediento. Con dificultad se levantó y fue a la cocina por agua y pañuelos para bajarse la fiebre. Esperaría a sentirse un poco mejor para ir a un teléfono público y avisar en la fábrica que estaba enfermo para justificar su falta; y avisar al bar que no iría porque estaba mal, pero se quedó dormido de nuevo y no despertó hasta las siete de la noche.

Aún así debo llamar a la fábrica, dejaré mensaje en la contestadora o les dejaré fax. Se dijo mientras con pesadez sacaba un haori del armario.

Salió de su habitación y camino al fregadero a lavarse la cara antes de salir. Estaba empezando a ver todo borroso y cuando pasó junto a la puerta de la habitación de Megumi finalmente se desmayó.

Ese día Megumi llegaba un poco más temprano a la casa pero decidió ir al combini a comer ramen instantáneo y un jugo. Consumió sus alimentos tranquilamente y luego se dirigió a su morada, deseando darse un relajante baño y estar bajo sus sábanas; eran la nueve, así que Bakugo estaría ya en el trabajo.

Al llegar a la casa se le hizo extraño ver las luces encendidas, era muy inusual que Daiichi no las apagara antes de salir.

Al entrar vio a Bakugo en el suelo, inconsciente y respirando agitadamente, y asustada, corrió hacia él intentando que recobrará la conciencia.
Con dificultad lo recargó en la pared y tocó su rostro, estaba hirviendo en fiebre. Rápidamente fue por agua y la empezó a rociar en el rostro del muchacho mientras que su otra mano instintivamente la colocó en su frente y esta empezó a emitir una luz verde. Después de un minuto Bakugo empezó a recobrar el conocimiento, la chica dejo de hacer lo que estaba haciendo, corrió a cerrar la puerta de entrada y regresó con él.

—Hey, Bakugo, ¿puedes ponerte de pie?

—¿Que pasó?

—No se, llegué y estabas en el suelo, tienes mucha fiebre.

Bakugo estaba muy débil, a penas podía ponerse se pie, por lo que Megumi optó por dejarlo en su habitación, ya que estaba más cerca y sería más fácil llevarlo hacia allá.

Con dificultad lo sostuvo, abrió la puerta y lo recostó a los pies de la cómoda, el chico era muy pesado para ella.

—Tengo que hablar al trabajo. —Balbuceaba, desorientado.

Un rincón en el olvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora