Eran las cinco de la mañana cuando Bakugo se levantó y guardó el futón. Vio que la frazada que había sacado estaba en el mismo lugar y pensó que la chica se había ido. Se dirigió a la cocina y se la encontró durmiendo en posición fetal.
—¡Hey, levántate!
Pero ella no reaccionaba. Se inclinó para moverla por los hombros pero vio que tenía fiebre y sudaba. La tomó en brazos, la acostó sobre el tatami y saco de nuevo el futón para acostarla ahí.
—Sabía que esto me generaría problemas.
Colocó unos paños húmedos sobre ella y puso agua a calentar en lo que iba por medicinas. Ese pequeño gesto de humanidad que había tenido le estaba costando caro.
Llegó con suero y medicinas para fiebre, así como unas cuantas compresas. Apagó el agua y entró a la habitación.
—¡Oye, despierta! —Levantó la voz.
Ella con dificultad abrió los ojos, veía todo borroso.
—Te enfermaste por dormir en el suelo, idiota. Tómate esto, no quiero que te mueras en mi departamento.
Abrió la boca y tragó la pastilla con dificultad, durmiéndose enseguida.
—Demonios, la fiebre no cede. —Dijo antes de tomar sus cosas para irse a su trabajo. Salió y diez minutos después regresó.— No puedo dejarte así. Si te mueres y te revisan, probablemente me echen la culpa de tu violación.
Con dificultad Bakugo pudo bajarle la fiebre. Al medio día fue a comprar víveres y pasaría de nuevo por la farmacia por más compresas frías y medicina.
Antes de llegar a su casa, vio que habían tirados en la acera tomos de Shounen Jump y varios mangas. Los tomó y continúo su camino.
A las tres de la tarde la chica se despertó, giró la cabeza y vio a Bakugo leyendo un manga.
—¿Qué dice ahí? —Dijo en un susurro.
—Dice Azul y Verde, ¿no sabes leer, estúpida?
Ella solo se quedó callada.
—Mierda, encontré esto en la basura pero está muy aburrido. Apagó el radio y le tomó la temperatura.
—Ya estas mejor, recupérate pronto para que te largues de aquí. —Dijo antes de ir a la cocina.
Tiempo después regresó con sopa de miso y arroz para dos personas, puso la mesita frente a ella y se puso a comer.
—No esperes que yo te dé de comer en la boca solo porque estás enferma.
Ella se levantó y comió pausadamente.
—Aún me duele... —Dijo cuándo Bakugo se estaba levantando para dejar los trastes en la cocina.
—¿Eh? —Volteó sin entender.
—Abajo... —Agacho la cabeza.
—Demonios... entonces la fiebre debe ser por lo que te hicieron esos tipejos. Termina de comer y duérmete. —Salió de la habitación.
Bakugo salió de la casa y fue a un cibercafé, que estaba un poco retirado de donde vivía, en el barrio vecino. Investigo sobre violaciones, no sabía qué hacer con esa muchacha, no quería más problemas.
Saliendo de ahí fue a una farmacia y compro una pastilla del día después. Por suerte, pese a tener 17 años, aparentaba unos 22, por lo que no le fue difícil comprar la pastilla.
Cuando regresó encontró a la chica arrinconada en la pared y en sus manos traía una novela ligera.
—¿No que no sabías leer? —Le dijo con fastidio.
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Un rincón en el olvido
FanfictionBakugo es un joven que perdió a sus padres en la niñez durante un ataque cometido por villanos. Él huyó de la escena enojado con los héroes, pues nadie fue a salvarlos cuando mas lo necesitaban. Después de muchas dificultades logró sobrevivir, consi...