Las flores ascienden.

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"Watanabe" se encontraba ansioso desde que volvió a ver a Midoriya. No podía olvidar como el pecoso no le quitaba la vista de encima y le preocupaba que el joven volviera a ir a la cafetería. Solo esperaba que en cuanto se graduara se fuera de la ciudad o por lo menos dejara de asistir a su lugar de trabajo con sus amigos, pero de cualquier forma él ya se estaba preparando para mudarse. Haría cualquier cosa con tal de que no destruyeran todo lo que con tanto esfuerzo había logrado.

Mientras el ojirojo trabajaba como siempre, "Ayumi" se encontraba en el establecimiento como clienta. Era la primera vez que ella era cliente en una cafetería, todo gracias a su jefa, quien le dio un bono navideño como una muestra del cariño que le había tomado.

La joven se sentía nerviosa al estar en ese lugar, pero no lograba entender por qué. Decidió hacer todo lo posible por relajarse y mientras lo hacía, bebía con calma un chocolate caliente, que le recordó los buenos tiempos cuando era pequeña. A su lado también tenía una gran rebanada de pastel de fresas con crema y una galleta con chispas de chololate y, a pesar de que todos esos alimentos evocaban en ella sentimientos de tristeza y nostalgia, se sentía muy feliz.
Mientras comía sus postres, miraba con tranquilidad a "Daichi" trabajando, y por primera vez en mucho tiempo se sintió plena, como si todos los infortunios se hubieran resvanecido.

Watanabe de vez en cuando dirigía vista a Ayumi, y en una de esas miradas que le dio a la chica, vio con asombro como ella sonreía con una expresión que nunca le había visto antes. Se veía tan relajada y distraída que por un momento dejó de parecer esa niña huérfana que había perdido hasta su inocencia; pero lo que Bakugo no sabía es que gracias a él y su desliz, le había dado una luz de esperanza y un apoyo que no creyó poder llegar a recibir.

Megumi contemplaba a través de la ventana el paisaje invernal mientras Bakugo la miraba absorto. La chica apoyó su mentón sobre la palma de la mano y suspiró, pensando en lo hermosa que lucía la ciudad con el manto blanco sobre sus calles. Era un día lindo y emitía una sensación de calidez a pesar de que la temporada invernal estaba en su auge.

La muchacha se quedó largo rato observando al personal de la cafetería, disfrutando del ambiente. Era consiente de que una situación así no se le volvería a presentar en mucho tiempo y quería gozarlo lo más posible.

...

Llegó febrero y con ello la época de obsequiar chocolates, ya fuera de amistad o de amor.
Watanabe en los últimos años había estado recibiendo chocolates, algunos de las meseras de medio tiempo que trabajaban en en el restaurante donde el hacía de ayudante de cocina, otros de las hijas de sus compañeros de trabajo y otros pocos más por parte de chicas que temporalmente estuvieron trabajando en la cocina. Era popular con las chicas pese a su mirada intimidante.

A veces los vendía pero la mayoría de las veces los tiraba a la basura, en verdad detestaba los dulces pero lo que más detestaba era estar recibiendo chocolates de mujeres molestas.

Este año no fue la excepción, solo que esta vez la cantidad de chocolate que recibió se cuadruplicó pues muchas clientas se los dejaron discretamente. Watanabe estuvo enojado durante todo su turno en la cafetería y saliendo de ahí se dirigió a pasos agigantados al contenedor de basura que estaba fuera, pero se detuvo en seco y pensó que tal vez a Ayumi le gustarían. Después de todo era un desperdicio deshacerse de esa cantidad de chocolates, así que solo les arrancó las cartas y dedicatorias a los empaques y las tiró, guardando las golosinas en su mochila. Tenía que ir por Ayumi y maldiciendo por el frío se dirigió al lugar de trabajo de su hermana falsa.

Cuando llegó Ayumi ya lo estaba esperando a una cuadra de la tienda, así que enseguida ambos se dirigieron a su casa. Pasaron por un supermercado a comprar algunos vegetales y justo en la entrada de su morada Ayumi lo detuvo.

- ¿Qué sucede?

-Bu-bueno, no sabía cómo hacerlo pero me tomé el atrevimiento de comprarte este chocolate por San Valentín. E-es la primera vez que hago esto por un chico. -Dijo sonrojándose y extendiéndole el chocolate con ambas manos-. Sé que no te gustan los dulces así que compré un chocolate amargo. Espero no te moleste recibir este chocolate de amistad.

Bakugo la miró sorprendido, enseguida arqueó las cejas y tomó el chocolate. En silencio abrió la puerta y una vez se quitó los zapatos abrió su mochila y le aventó una bolsa con los chocolates que le habían regalado en el trabajo.

-Quédatelos. Me los dieron en el trabajo. Los iba a tirar pero tú siempre estás diciendo que te gustaría comer algún aperitivo así que los traje para que me dejes en paz por un tiempo.

Ahora era Megumi la sorprendida. Ella sonrió feliz, a pesar de que esos chocolates eran la sobra de Bakugo, se había acordado de ella y eso significaba mucho, era el primer obsequio que le daba Bakugo.

El ojirojo entró a la habitación, guardó sus cosas y el chocolate que le había dado Megumi, miró a la ventana y vio que empezaba a nevar pero extrañamente no sentía ese frío característico de las nevadas. Le restó importancia y fue a la cocina, donde Megumi guardaba en una caja todos sus chocolates para después empezar a preparar la cena junto a Bakugo.

...

Finalmente los alumnos de la clase 3-A se habían graduado.
El grupo de amigos de Todoroki y Kirishima acordaron ir a la cafetería donde trabajaba Watanabe al día siguiente. Al final toda la clase acordó reservar en el café para ir a celebrar su graduación.

Midoriya estaba ansioso, nuevamente vería a ese chico de penetrantes ojos rojos, y aunque sabía que era imposible que fuera su amigo de la infancia, pues era mayor que él, no podía evitar mirarlo con culpa, el solo hecho de pensar en él lo mortificaba, aunque fuera el hermano de su amiga. Por otra parte, Kirishima estaba emocionado de presentarles a su amigo a sus compañeros de clase, quería que todos conocieran al hombre más varonil que había conocido en su vida.

Al llegar a la cafetería, Kirishima abrió efusivo la puerta y saludó al personal. Una vez todos sentados, el pelirrojo preguntó por Watanabe y se desilucionó al saber que no estaba ese día trabajando.

- ¡Qué decepción!, en verdad quería presentarles a mi amigo. -Dijo sentándose en la silla.

- ¿Quien es? Kero.

-Se llama Watanabe. Es pelinegro y de cabello largo, ojos rojos. Mi Bro es genial.

- ¿Cabello negro? -Preguntó Uraraka, no lo recordaba.

- Ah, es el mesero de coleta. Es algo malhumorado. -Dijo Todoroki tratando de entender cómo es que el optimista de Kirishima se había hecho amigo de alguien que parecía tener mal carácter.

-Lo recuerdo. El educado mesero que nos atendió. -Iida movió sus brazos. Para él Watanabe había sido un excelente anfitrión.

-Conque así se llama, siempre que lo mencionas le dices Manos Locas o Bro. -Recordó Kaminari.

-¿Es guapo? -Preguntó Ashido.

- Sí, aunque como dice Todoroki-chan, parece un poco malhumorado, así que eso le quita puntos.-Dijo Tsuyu colocando su mano en el mentón.

-Él no parece malhumorado, solo creo que es formal y muy serio. -Habló Midoriya, más para sí mismo que para sus compañeros, a los que sorprendió.

Los chicos continuaron celebrando y después de la cafetería fueron a un karaoke a seguir la celebración.

El joven peliverde estaba aliviado, se hubiera sentido muy incómodo estar en el mismo lugar que el chico Watanabe.

Ya casi un año desde la última actualización, me esforzaré para ya no demorarme tanto en la publicación de los capítulos.

Un rincón en el olvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora