Ayumi terminó de trabajar un poco antes, así que esperaba a Bakugo recargada en un árbol cuando escuchó que la llamaba uno de los empleados de un puesto que estaba tres lugares adelante de dónde ella trabajaba.
Hola , Watanabe-chan, quien era el hombre con el que hablabas
—¿Eh? Hola, Kujou-san, ¿quien?
—Ese tipo, el chico con coleta y raíces naranjas.
—Ah, es mi hermano. Vio como el chico se acercaba más y más a dónde estába ella.
—¿En verdad? Pues no se parece nada a ti. Dime, ¿es tu novio?
—¿Eh? N-no, yo no tengo novio. —respondió incómoda por la dirección que tomó repentinamente la conversación
—¿Dime quien es él? ¡no seas una mentirosa! —Levantó la voz exaltado mientras la jaloneaba de la muñeca.
—¡¿Qué le haces a mi hermana?!
Bakugo se apareció desde detrás de los árboles, con el ceño fruncido y la mano derecha hecha un puño.
—Yo.. este... —El chico dejo de apretar el agarre y Megumi aprovechó para soltarse e ir atrás de Bakugo .
—Dijeee, ¡¡qué le hacías a mi hermana!! —Esta vez gritó mientras daba dos pasos hacia adelante e inclinó su tronco hacia el muchacho.
—Yo... lo sien-
—¡Te vuelvo a ver cerca de mi hermana y lo pagarás! ¡Nadie la toca y menos sin su permiso!
El chico huyó despavorido a tropezones mientras Megumi aun se sostenía la muñeca que le habían sujetado el muchacho, sorprendida.
—¿Estás bien? —Bakugo le preguntó con la voz un poco suave mientras rápidamente se giró a la vez que enderezaba el cuerpo y buscaba con la mirada la muñeca de la chica.
—S-sí... —Respondió aún mas sorprendida por los movimientos de Bakugo. Otra persona hubiera querido sujetar su muñeca al instante para ver el daño.
—Si te vuelve a molestar dime y lo mataré. —dijo mientras regresaba por donde había llegado para poco después salir con unas bolsas, no dándole tiempo a Megumi de decir algo mas.
Ambos emprendieron camino hacia la salida en silencio. Megumi aún sentía que el corazón se le salía y seguía frotándose la muñeca. Cuando llegara a casa se la curaría con su kosei.
Bakugo iba muy molesto. Él había ido en busca de la chica un poco antes de su hora de salida para esperarla y se terminó encontrando con esa escena. Empezaba a parecerle poco seguro que ella trabajara ahí por ese tipo. Esperaba que con esa advertencia el chico no se le volviera a acercar.
—¡Watanabe-san, espere!
Ambos chicos se giraron ante el llamado de Akemi.Perdón por entretenerlos pero no pude conversar lo suficiente con usted. Mi familia y yo en verdad parecíamos la colaboración de Ayumi-san en nuestro negocio, es una chica muy inteligente y hábil, somos afortunado de que esté trabajando con nosotros. —Le sonrió.
—Yo les agradezco a ustedes por cuidar de mi hermana, a ella le gusta trabajar con ustedes. —Le dirigió una pequeña inclinación de cabeza.
—Me da mucho gusto escuchar eso. Mi hermana y mi cuñado hoy no pudieron venir al trabajo pero ellos también cuidan de ella y están agradecidos por su arduo trabajo. No los entretengo más, solo quería agradecer debidamente por permitirnos trabajar con Ayumi-san. Es bienvenido cuando quiera a comer con nosotros.
Se dieron reverencias de despedidas y finalmente los Watanabe pudieron continuar su camino a su morada.
—Vayamos pronto a casa, empezó a hacer un puto frio del demonio. —Se quejó mientras se maldecía internamente por no haber llevado su bufanda.
—Sí, hoy fue un largo día. —le respondió la chica al tiempo que se frotaba las manos para darse un poco de calor y mirándolo de reojo.
Llegaron a la casa y Megumi se dio cuenta que él le había comprado comida y bebidas de los locales; el rubio dejó que primero se bañara y le preparó un poco de té.
Si necesitas otra frazada puedes tomarla de mi armario, te dejo la puerta de mi habitación abierta, cerraré la puerta de entrada de una vez, buenas noches. —Dicho eso Bakugo se fue a su otro trabajo. Iba un poco tarde y tendría que tomar taxi pero no le importó, lo que menos quería era que Megumi se sintiera más mal de lo que ya estaba aunque sabia que era imposible. Si ella deseaba dejar ese trabajo no diría nada, lo que menos quería es que tuviera gente que la incomodara en su trabajo pese a que una de las dueñas del local parecía decente.
Mientras tanto, Megumi secaba los platos y al ver la cicatriz en su muñeca se puso a pensar en lo que había hecho Bakugo por ella horas atrás.
—Si él no hubiera llegado me hubiera puesto a llorar presa del pánico... —Pensó con los ojos llorosos.
—Él en verdad me protegió... y yo... —Agachó la cabeza y derramó una lágrima.
—En verdad es como si tuviera un hermano... —Comenzó a llorar. Había tenido mucho miedo de la actitud de Kujou, nunca se imaginó que actuaría así. Y menos porque no solía hablar con él y no parecía ese tipo de persona.
Ya acostada y una vez curó su muñeca solo pudo pensar en lo agradecida que estaba con Bakugo por llegar a salvarla y en los pequeños actos del chico con ella para cuidarla y que no había notado hasta le momento. El mismo acto de esa noche, de comprarle bocadillos para que comiera después de su ajetreada jornada y que la dejara bañarse primero, pese a que podría hacérsele tarde para el trabajo. A veces compraba taiyaki o alguna comida callejera; el día que la llevó a escoger su propio juego de platos y palillos, su futón y frazada, cuando le dio unas ligas para el cabello... aunque eran de segunda mano él se había tomado el tiempo de llevarla a escoger sus cosas y nunca le pidió ninguna moneda por ello. En ese momento no pudo mas que sentirse afortunada y una mal agradecida por no notar todo eso mientras caía dormida.
La joven se despertó un poco tarde, era día de lavar su ropa y no se secaría toda por el clima; así que solo lavó algunas playeras y un par de su ropa interior.
Terminó de lavar así ahora limpiaría un poco la casa. Abrió la gaveta y se cayó una bolsa del estante mas alto. La bolsa estaba un poco abierta y pudo ver que había una playera de Bakugo. Con curiosidad abrió toda al bolsa y vio que tenía dos cambios de ropa donde algunas prendas lucían algo viejas, y se puso a pensar detenidamente en eso. Se dio cuenta que Bakugo no se había comprado ropa nueva en todo el tiempo que llevaban viviendo juntos porque alguna ropa estaba muy remendada, incluso algunas prendas ya estaban muy delgadas. Eso le trajo a la mente la caja que había en la esquina que daba al baño en su antigua casa.
—Él desde ese entonces cuidaba así de mi...
Volvió a meter la ropa en la bolsa y ponerla en su lugar y decidió que solo limpiaría el WC, el lavabo y el recibidor. No sabía que hacer ahora que sabía eso.
Mientras tanto, Bakugo estaba en la hora del almuerzo, mas serio que de costumbre.
—Dentro de poco es el cumpleaños de Megumi, ¿debería de obsequiarle algo? —Pensaba mientras sostenía los palillos en el aire antes de tomar otro bocado.Tal como prometí, publico este capítulo una semana después. Recuerden que publicaré cada quince días así qué ¡nos leemos el 15 de julio!
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Un rincón en el olvido
FanfictionBakugo es un joven que perdió a sus padres en la niñez durante un ataque cometido por villanos. Él huyó de la escena enojado con los héroes, pues nadie fue a salvarlos cuando mas lo necesitaban. Después de muchas dificultades logró sobrevivir, consi...