Es inevitable

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Septiembre.

El insoportable verano había llegado a su fin, lo que significaba que los estúpidos estudiantes dejarían de ir por alguna bebida fría. Pero eso significaba que debía prepararse para el invierno, pues según la jefa de Bakugo, era la temporada más alta del año.

Watanabe había conseguido trabajo en una cafetería a unas cuadras del distrito comercial. La paga no era mala y tenía derecho a una comida de la cafetería, pero prefería llevar su almuerzo y a veces tomaba del lugar un café o un té negro.

No convivía mucho con sus compañeros y estos procuraban no molestarlo. Sabían que él tenía otro trabajo y por eso rápidamente se ganó el respeto de sus compañeros, además de que era eficiente y responsable.
Se les hacía admirable que alguien de "19 años", notablemente talentoso, estuviera trabajando de mesero en vez de estudiar.

"Watanabe" era alguien misterioso, demasiado serio y reservado, pero lo que más llamaba la atención era su particularidad, sudar nitroglicerina. Una habilidad evidentemente poderosa, y que con las herramientas adecuadas podría tener muchos usos.

Pero a "Watanabe" no le gustaba ese poder. Siempre tenía que tener cuidado con su sudor para no ocasionar accidentes, y siempre se le veía con pañuelos o algo que lo refrescara y evitar sudar mucho.
En palabras de él, durante una pequeña celebración por el cumpleaños de la empleada mayor de la cafetería, su particularidad le dificultaba desempeñarse en la cocina, que era lo que apasionaba.

Bakugo no mentía del todo: no soñaba con ser un cocinero pero disfrutaba de cocinar, era como una terapia para él.

Un día, en el que no tenían clientes y los empleados se morían de aburrimiento, entró un joven extravagante de cabello rojo y dientes puntiagudos. Éste miraba emocionado el café, lucía muy acogedor.

—Buen día, ¿le puedo ayudar con algo? —Le preguntó el pelinegro de ojos rubíes, quien estaba limpiando las mesas, matando el tiempo.

—Oh, disculpe, ¿venden pastel/torta/tarta de crema pastelera?

—Permítame. —Dijo seriamente y se giró para ir al mostrador por una carta—. Aquí puede consultar nuestros productos. Cuando decida qué comprar, mi compañera de la caja lo atiende. —Dio una reverencia y entró a la habitación de empleados.

—Ya llegaste, Kamiyama. Yo ya me voy. Ya limpie las mesas y hay un cliente.

—Entendido, Watanabe-san, ¿va por su hermana?

—Ajá...

Se quitó la camisa del uniforme y la guardo en su casillero cuando escuchó un grito desde la barra de la cafetería.

—¡Qué diablos sucede! —Gritó al ver a la chica de los cafés mojada y el piso sucio.

—¡La-la cafetera explotó! —Exclamó alterada y sujetando su brazo.

—¿Qué Konaka no había cambiado los filtros? —Le preguntó Watanabe.

El pelirrojo salió del baño lo más rápido que pudo cuando vió el desastre:

—¿Están bien?, escuché un grito.

—Disculpe, tuvimos un contratiempo con la máquina. —Kamiyama, quien aún no se colocaba el mandil del trabajo, le dio una reverencia.

—Déjame ver, parece grave la herida. —Se acercó el pelirojo.

—No se preocupe, nosotros lo arreglamos. —Le dijo Bakugo presionando una toalla húmeda sobre el brazo de la chica.

—Por favor, ve por el botiquín de primeros auxilios en lo que yo la reviso. Pronto seré un héroe profesional y sé cómo tratar estas cosas.

Bakugo chasqueo la lengua y fue por el botiquin mientas Kamiyama se colocaba el mandil e iba por más toallas.

—Al parecer no le agrado, —Río nervioso el cliente—. Déjame ver.

—A mí me da la impresión de que no le gustan los héroes, ¡auch! —Se quejó la joven al sentir la tela despegarse de su piel.

—La quemadura es grave, será mejor que te lleve al hospital. —Dijo preocupado.

—No joven. No se preocupe, coma su pastel. Nosotros nos encargamos de todo. —Rogó Kamiyama, quien limpiaba la humedad de la chica.

—Aquí está el botiquin, ¿cómo está? —Bakugo le entregó una pequeña caja blanca de plástico al joven cliente.

—Necesita ir al hospital. —Sentenció el pelirojo

—Kamiyama, atiendelo. Voy a llevar Hanakawa a la clínica.

—Yo los acompaño. —Se ofreció el chico de los dientes picudos preocupado.

—Descuide, entre nosotros arreglamos esto. —Refutó Watanabe.

—Mi deber como futuro héroe es velar por los demás! ¡Los acompañaré!

—Cómo quiera. —Dijo antes de tomar en brazos a la muchacha y dirigiese a la salida.

—Eres tan varonil, ¡tienes todo lo que un hombre debe tener!

—Lo que me faltaba, gustarle a un gay. —Pensó Bakugo, sin aparentar su fastidio .

—Oh, perdón por no presentarme antes. Soy Kirishima Ejiro, estudiante de tercer año de la academia UA. —Dijo inclinando ligeramente la cabeza.

—Watanabe, mesero. —Respondió secamente.

El resto del camino fueron en silencio, que era interrumpido ocasionalmente por un quejido de la mujer, quien estaba un poco incómoda por ser cargada por alguien menor que ella.

Llegaron a la clínica y mientras esperaban, Kirishima intentó entablar una conversación.

—Me gusta tu look. Ese cabello largo luce tan varonil.

—Cómo diga. Ya debería irse, mi compañera no ha de tardar en salir.

—Pero...

—Usted es un cliente, gracias por acompañarnos. —Dijo y se giró, camino a quien sabe dónde.

—Está bien. Mañana regresaré a la cafetería a ver cómo sigue la señorita. —Le dirigió una pequeña reverencia y se fue.

—Qué sujeto tan extraño. Así que va a ser héroe. —Pensó Bakugo con fastidio—. Espero que ese tipo pelo de cactus no empiece a acosarme o algo por el estilo.

Mientras Bakugo sentía algo desagradable por ese estudiante estrafalario, este se encontraba alegre e impresionado.

—Hacía mucho tiempo que no conocía a alguien tan varonil, tanto de apariencia como personalidad.
Bien, lo he decidido, ¡me haré su amigo! —Se propuso Kirishima.

Ese chico de penetrante mirada carmesí despedía un aura especial, un aura varonil que nunca había sentido.

Ese chico de penetrante mirada carmesí despedía un aura especial, un aura varonil que nunca había sentido

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Imagen: chapparalgirl [deviantart]

¿Qué les parece la introducción de Kirishima? ¿Qué creen que suceda al conocerse él y "Watanabe"? o ¿qué les gustaría que ocurriera?

Nos leemos el próximo mes. Gracias por leer esta historia.

Un rincón en el olvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora