17. Sandy también necesita que la sostengan

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—¿Qué hiciste qué con Mau? —inquirí, sorprendida

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—¿Qué hiciste qué con Mau? —inquirí, sorprendida.

Sandy encorvó los hombros, viéndose por primera vez pequeña comparada conmigo. No imaginaba un escenario en el que los labios de Sandy y los de Mau chocaran para algo más que insultarse mutuamente.

—Okay, okay, okay, escúchame —dijo con apuro, como si el peor de sus problemas fuera justificarse conmigo. Yo no iba a reprocharle nada, pero la dejé hablar—. Anoche estuvimos bebiendo, ¿cierto? Tú estuviste ahí. —Su tono acelerado, casi confundido, me hizo preguntarme si seguía medio borracha, con resaca o si quizás todo se lo había soñado vívidamente. —. Pues los últimos en irnos a dormir fuimos Addie, Derek, Mau y yo, bueno, todos los del segundo piso. Mauricio cayó profundamente dormido apenas tocó la cama, yo me demoré un poquito quitándome el maquillaje y todo eso.

La voz de Sandy se iba entrecortando, como si su garganta no fuera capaz de sacar las palabras en orden, de modo que todas se amontonaban antes de salir. Sus manos temblaban y las tomé para que se detuviera un segundo o iba a empezar a gritar.

—Respira. —Me hizo caso—. Eso es. Inhala, exhala. —Le tomó un par de minutos, pero asintió, dueña nuevamente de sí misma—. Vale, continúa.

—Yo me acosté al rato y me estaba quedando dormida, cuando Mau me golpeó dormido sin querer. Su mano aterrizó sobre mi pecho cuando se giró y me dolió, así que yo empujé su brazo con brusquedad y golpeó la pared. Eso lo despertó e intentó enfocarme, al verme, frunció el entrecejo y me reclamó por golpearlo contra la pared. Le dije que él lo hizo primero y le di en la cara con mi almohada, él se sentó y me golpeó con la suya. Luego me empujó con la mano, pero ya estaba riéndose y me dio rabia que se riera porque yo sí quería dormir, así que lo golpeé en el hombro. Le dije que era un desconsiderado, que si se mueve tanto debería dormir en el piso como un perro, él me dijo que no fuera tan gruñona o el karma me iba a dar un esposo mucho más inquieto que él para dormir. Lo insulté, me insultó, no sé qué pasó pero él estaba riéndose, yo estaba enojada y en el forcejeo... No sé, Kim, no sé... —Puso las palmas de sus manos sobre sus dos ojos, como si se esforzara por recordar... o por olvidar—. Pero cuando me di cuenta lo estaba besando.

La sorpresa me dejó unos segundos callada, intentando imaginar el momento y a la vez, sacudí la cabeza para sacarme la imagen de allí. No necesitaba esa escena ilustrada en mi mente.

—Yo... no sé qué decirte.

—No me gusta Mau. Ni quiero que me guste, es mi amigo. Mi amigo el fastidioso que tiene sentimientos por una de mis mejores amigas y es hermana de otro. ¿Qué demonios pasó? No estaba tan ebria...

Pensé en Vicky y en Addie... sí era complicado ponerme en los zapatos de Sandy; de todas las personas de la casa, la más complicada para algo así era Mauricio con sus vínculos con las demás.

—Vale, no entres en pánico. A lo mejor sí fue el ron. Estoy segura de que si hablas con Mau al respecto, entenderá y no se enojará, él también debió quedar en shock. Pero eres humana y esas cosas pasan, podrías decirle que estabas pensando en otra personas y lo confundiste por el licor o...

En el armario de Kim •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora