❝A Kim le gustan las chicas y se ha esforzado en mantener ese secreto. Pero ahora que conoce a Lilian, sus sentimientos amenazan con revelarse❞.
SINOPSIS EN EL INTERIOR
Inicia: 7/Enero-2023
Termina: 21/Marzo-2023
PROHIBIDA TODA COPIA, ADAPTACIÓN O...
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Adeline arrugó la frente cuando tomó el gajo de mandarina entre sus labios; estaba muy ácida. La miré con burla y no pude evitar la risa en voz alta que solté; había tardado diez minutos quitándole la cáscara a la mandarina y ahora no se la podría comer con gusto.
—Estas mini decepciones me quitan las ganas de vivir —dramatizó, metiendo otro gajo a su boca.
—No te la comas y ya —musité—. ¿Para qué te torturas?
—No desperdiciaré mi tiempo, mi dinero y mi fruta.
Negué con la cabeza y regresé la atención al cuaderno en mi regazo; estaba terminando de redactar unos puntos para un trabajo que debía entregar al día siguiente y ya que el día era precioso, decidimos salir con mi amiga a las mesas descubiertas del campus.
—Eres la prueba de que las personas viven decepcionadas porque prefieren aferrarse tercamente a sus decisiones, incluso si son malas.
—Oye, solo es una triste mandarina, no te pongas filosófica.
Sin despegar los ojos de mi cuaderno me encogí de hombros, cediendo esa pequeña victoria a su favor.
Adeline en teoría no tenía su hora libre, pero decía que Dibujo Técnico, su clase en ese momento, era lo más aburrido e inútil del mundo, así que de vez en cuando se la saltaba. Yo le argumentaba que si fuera inútil no estaría en el programa, pero ella remataba diciendo que no podía hablar de materias que no fueran de mi carrera, así que esa discusión siempre se daba por perdida para mí.
—Uhh, la, la, mira eso —comentó luego de un rato. Elevé mi mentón y seguí su mirada hacia un grupo de chicos que iban entrando al campus con la intención de atravesarlo—. Ese de chaqueta azul me parece divino —suspiró con añoranza.
Era un grupo, a mi parecer, normal. Es decir, sí, eran de nuestra edad, eran altos, vestían bonito —universitarios por descontado— y era de admitir la belleza que andar juntos les sumaba, pero no eran precisamente el tipo de personas que me hacían babear como a Adeline.
—Tienes novio —recriminé en voz baja.
—No tengo un novio, tengo un Derek.
Era su manera de decir "no somos exclusivos y eso me exenta de toda responsabilidad afectiva". Algo cuestionable, pero yo no era nadie para cuestionar.
Adeline tenía puestos unos lentes de sol, así que le fue sencillo disimular que su mirada se movía con el grupo de chicos; no levantaban todas las miradas, eso sería exagerar, pero sí era curioso ver a tantos —seis, por lo que pude contar— caminando juntos; en la universidad la mayoría andaban solos. Era como una exhibición de zoológico andante, con todo el respeto que merecían.
Levanté de nuevo la mirada al grupo.
—Ni que fueran tan... —Mi voz se perdió cuando vi a lo lejos a alguien que sí podía hacerme babear.