23. Rafael, Amelia y su secreto

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Hola ♥

Muchas gracias por leer ♥ El cap anterior es el que menos tiene comentarios, no sé si fue aburrido o los dejé sorprendidos y no pudieron comentar jasjasj como sea, chale :(

Igual acá viene nuevo cap, y subiré dos seguidos ♥ Disfruten, muchas gracias por el apoyo ♥

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A la mañana siguiente todas mis amigas estaban en la cocina de mi casa cuando me levanté. Mi mamá y mi papá les daban la espalda, pues estaban con su vista en la estufa y en el almuerzo que preparaban; la primera en verme fue Sandy, que se acercó a abrazarme. En cinco segundos, estaba rodeada de cuatro pares de brazos y frases atropelladas de "¿Estás bien?", "¿Cómo amaneces?", "Lili nos contó", "¿Qué necesitas?".

Me reí porque era justa y solamente eso lo que necesitaba: que ellas estuvieran ahí.

—Estoy bien, no me hagan llorar —pedí, ya con los ojos húmedos—. No tenían que venir todas.

—Claro que sí —dijo Sandy—. Lili me lo dijo, yo se lo dije a Addie...

—Yo se lo dije a Alexa —mencionó Addie.

—Yo llamé a Vicky y a Mau —añadió Alexa—. Él no vino porque no lo dejamos, pero quería venir.

Sandy frunció los labios ante la mención de que Mau podría haber estado ahí. Su amistad con él se había trastocado un poco luego de lo que pasó en el pueblo y Sandy se negaba a hablar al respecto conmigo, de modo que yo no insistía por más que me muriera por saber.

—Solo me lastimé mi rodilla. —Mis amigas me hicieron sitio en el comedor, donde me esperaba ya una taza de café con leche—. Y el susto.

Y algo más, añadí mentalmente.

Me dolía la cabeza y seguía cansada pese a que había dormido más de seis horas, pero me levanté porque necesitaba más hablar con mis padres de lo que necesitaba descansar. Había pensado en lo complicado que sería sacar el tema, pero con mis amigas ahí me sentí más segura.

—Hoy te consentiremos entonces, para que todo malestar se vaya —prometió Addie antes de tocar mi mano con cariño.

Mis padres la miraron y sonrieron. Yo le agradecí con un apretón a su mano.

Tomé unos sorbos del café, mordisqueé una manzana que había en el frutero y tomé aire.

—¿Ma? Voy a preguntarte algo.

Mi tono serio hizo que todos voltearan a mirarme, enderecé la espalda en puro reflejo, más cuando ambos, papá y mamá, me miraron también.

—¿Qué es?

Mi voz se atragantó. Sandy, en la silla junto a mí, debió notarlo porque se acercó más y me rodeó los hombros. Sentí que Alexa, que había quedado de pie, se ubicaba tras mi silla también.

En el armario de Kim •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora