28. Lili ya había perdonado

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LILI

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LILI


Zoe trabajaba medio tiempo en varios lugares diferentes, que sumados, hacían que casi nunca tuviera tiempo libre. Sin embargo, era tan buena amiga que cuando le dije que necesitaba su compañía, llamó a decir a su trabajo de turno —en una florería— que estaba enferma y que se tomaría el día. Por fortuna todos sus jefes y jefas la querían mucho y la de la florería no le puso problema, después de todo, solo eran unas cuatro horas que trabajaba esa mañana.

—Yo creo en el tiempo ideal —dijo Zoe, rascando las orejas de su perro Tato; estábamos en su casa, tiradas sobre su cama y comiendo chocolate—. Tú y Kim no lo tenían aún, quizás más adelante se dé o quizás no, pero cuando llegue la indicada, será porque es el momento ideal.

Suspiré.

—¿Sabes? Con otras novias que he tenido siento rabia cuando se acaba, principalmente porque la mayoría de veces son ellas las que salen con algo que nos separa. En este caso no estoy enojada, estoy... triste y eso que también acá fue culpa de ella.

—Quizás es porque con las demás siempre pensaste que todo estaba bien y darte cuenta de que no aunque te demostraban que sí, produce enojo. Te sentías traicionada.

—Con Kim sentía que todo estaba bien.

—Sí, pero ella desde el comienzo te dio ciertas condiciones para esa relación, Lili. Tenías la esperanza de que funcionara, pero no fue así. Fue un ensayo y error, pero ella no te prometió nunca que todo estaba perfecto. Te da tristeza que haya salido mal, pero no te da rabia porque nunca estuviste segura de que saldría bien. Puede que inconscientemente hayas esperado que no llegara lejos.

No sabía si estaba o no de acuerdo con eso, pero no tenía ánimos ni de sobrepensarlo ni de debatirlo con Zoe. En algo sí tenía razón y era en que algo dentro de mí me dijo todo el tiempo que no iba a progresar mi relación con ella. Negativa o realista, no sé, pero así era.

Recosté mi mejilla sobre el hombro de Zoe, sin dejar de comer cuadritos de chocolate que había comprado mi amiga para mí. No quería hablarlo más, solo quería sentirme acompañada.

Mi teléfono sonó en mi bolsillo y sin alejarme de Zoe, respondí. Era Alexa.

Hola, Lili.

Mi corazón se aceleró. No era Kim, pero era una conexión con ella y en esos dos segundos que tardé en responder, razoné que Alexa o ninguna de sus amigas tenía razón para llamarme si no era por la misma Kim.

—Alexa, qué sorpresa.

Zoe prestó atención al escuchar el nombre.

Pensar en la manera en que Kim me dejó me producía muchas emociones, pero debía reconocer que no me despertaba ese recelo que hace que no quieras hablar con esa persona en absoluto. Falta de orgullo, quizás, no me importa, pero cada día deseaba que ella me llamara para decirme... no sé, cualquier cosa. Veía demasiado improbable que me llamara en plan volvamos a estar juntas, pero yo anhelaba su llamada, así fuera para decirme que me odiaba.

En el armario de Kim •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora