. ❝ Estamos al borde de la cornisa
casi a punto de caer ❞
¿El mejor jugador del mundo se
está chamuyando a la protegida
del mundo de Hollywood? ¡Vaya
...
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CAPÍTULO CUATRO ❝ SOY LEO ❞
AURORA DE LA VEGA january 3th, 2022
Año nuevo había sido... raro.
Luego de que Lionel la haya felicitado por un nuevo año, él y ella no se separaron en toda la noche. No tenía en claro si era porque la mayoría de sus amigos estaban en medio de la pista borrachos o porque sus hijos parecían ser como uña y carne, por lo que debían vigilarlos constantemente juntos.
De sólo pensar de las puras tonterías que hablaron esa noche durante más de seis horas, las mariposas parecían revolotear en su estómago.
Es que-
No lo entendía, había visto únicamente dos veces en su vida a Lionel, pero era su forma de hablar, su encanto, era caballeroso, le gustaban los niños y para colmo era la persona más graciosa y humilde que había conocido, lo que hacía que Rory quisiera doblegarse ante él. Y bueno, el ser todo un galán hermoso era un bonus aparte.
Aurora De la Vega estaba encantada por Leo Messi, no enamorada, ya que no lo conocía del todo, pero sabía que le gustaba.
—Basta. —Se sentó en su cama mientras intentaba dejar de pensar en el futbolista, ya habían pasado tres días y no podía sacárselo de la cabeza. La sonrisa con la que le hablaba, los hoyuelos, los chistes o la forma de ser tan respetuoso...
—¡Mamá! —Camilo abrió la puerta de su habitación de golpe. —¡Buenos días!
—Hola, cielo. —Sonrió mientras acariciaba el cabello dorado de su hijo. —¿Qué tienes ganas de desayunar? Hoy es mi día libre.
—¡Croissants! —Gritó mientras se lanzaba a abrazarla. —Con mate.
Rory debía admitir que se sentía sorprendida por la fascinación que tenía su hijo por el mate. Sí, eran argentinos de pura cepa pero es que no era normal que a un niño de seis años le gustara tanto el mate.
Habrá salido igualito a la madre.
Ambos bajaron a la cocina y Rory se dispuso a poner el agua a hervir mientras buscaba los croissants para calentarlos un poquito. Milo se instaló en el sillón, encendiendo la tele para esperarla para desayunar.
Miró la pava y notó que aún le faltaba. Si bien podía comprar una pava eléctrica, Rory prefería lo habitual y tradicional.
