. ❝ Estamos al borde de la cornisa
casi a punto de caer ❞
¿El mejor jugador del mundo se
está chamuyando a la protegida
del mundo de Hollywood? ¡Vaya
...
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CAPÍTULO NUEVE ❝ ¿SE PUEDE SABER? ❞
LIONEL MESSI january 16th, 2022
A Lionel no le gustó para nada tener que dejar sola a Rory con Luke. Aurora le había pedido por favor si le daba unos minutos a solas con su ex-esposo para hablar lo que sea que ese tipo quería hablar, Leo se quejó pero finalmente tomó a Camilo y ambos se fueron a la habitación del niño, ya que la tarea principal del futbolista era distraer a Milo.
—A mi tampoco me gusta la idea de dejarla con él. —Murmuró Camilo mientras hacía rebotar una pelota en el suelo. —Yo también lo odio, pero confío en que mamá no va a dejar que pase
Lionel se notó confundido por las palabras del nene. —¿Qué pase qué?
Camilo se sonrojó e infló las mejillas al darse cuenta de que había metido la pata. Era un tema sensible. —Nada. —Se hizo el to tom volviendo a jugar con la pelota. —Ya pasó.
—Camilo...
—Se supone que no sé.
—Decime que fue lo qué pasó. —Leo se sentó junto al rubio en el suelo, abrazándolo por los hombros. —Vos podés confiar en mi.
Milo rompió el contacto visual con el jugador, desviando sus ojos celestes hasta la ventana. —Soy chiquito sí, pero con sólo tres años yo era bastante consciente ya. —Tomó aire mientras alejaba la pelota. —Se que Luke me perdió en una premier, recuerdo que fuiste vos el que me encontró, me hago el que no pero yo me acuerdo de todo Leo.
—¿Pero?
—Pero es viene con consecuencias. —Suspiró Camilo. —Al principio, cuando ellos todavía estaban juntos, yo no entendía por qué mamá se encerraba casi todas las noches en el vestidor a llorar.
Leo sintió que su corazón se aceleraba, un horrible sentimiento de extendió desde su pecho hasta todo su cuerpo. Una presión. La lástima que comenzó a sentir por el nena junto a él.
—Fueron sólo dos veces. —Murmuró el rubio luego de un largo silencio. —Yo- se supone que estaba dormido pero- pero ellos gritaban muy fuerte y-y
—Si no me querés decir, no me lo digas. No estás obligado. —Lionel atrajo a Camilo hasta su pecho para abrazarlo y acariciar su melena dorada.
—Él la golpeó. —Sorbió su nariz. Leo cerró los ojos e intentó calmarse. —La primera vez sólo la empujó y ella resbaló por los últimos dos escalones de la escalera, lo sé porque lo ví. —Las lágrimas caían por las mejillas de Camilo sin cesar. Lionel también quería llorar, no podía imaginar lo que habría sido eso para un nene de cuatro años. —La segunda vez ella se defendió, el le dió una cachetada pero ella no se dejó estar, no como la primera vez.
