Once

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Abro mis ojos lentamente, y veo un techo que no es mio.

Miro a mi alredor y reconozco está habitación.

Alado mio no hay nada mas que sabanas y almohadas.

Me levanto para vestirme, la puerta se abre dejandome ver unos ojos verdes que no son los de Sheyla.

–Oh disculpa pense que seguias dormida

Evelyn se da la vuelta para que pueda terminar de vestirme.

–Sheyla tuvo que salir, te prepare el desayuno

–Gracias Evelyn -le digo poniendome mis zapatos-

Me bajo junto a ella para encontrarme con unas tostadas y un café en la mesa.

–Casi se quema la cocina ayer -se queja-

–¿Por que?

–Pues parece ser que alguien dejo el calentador prendido con una tortilla encima

Sheyla me trajo a su casa ayer y me preparo la cena o digamos un intento de cena, ya que puso a calentar la tortilla y luego comenzo a hablarme, nuestra conversación nos llevo a otra cosa ignorando por completo la cena.

–Ya veo -digo recordando la situación-

Llevo una tostada a la boca.

–¿Que tal anoche? -me pregunta con una sonrisa en sus labios-

–Interesante -contesto apenada, puedo sentir mis mejillas calentándose-

–Escuchame Alexandra, Sheyla es alguien diferente y no en el buen sentido

–Lo se

–Es alguien... Complicada, se nota que ustedes se quieren mucho

–¿Tu crees que ella siente lo mismo?

–Si y nadie mas te lo puede asegurar que yo misma, convivo con ella y la conozco mejor que nadie

–Parece que ella tiene miedo de algo, por eso no quiere estar conmigo y me pide que me aleje

–No quiere salir lastimada, creé que las relaciones son complicadas por culpa de nuestros padres y siempre le digo que no todas las parejas son como ellos, y no quiere arrastrar a nadie con sus problemas, dale tiempo

–Eso hago, quiero darle lo mejor, hacerla feliz no tengo otras intenciones que no sean esas

–Y hablando de eso, ella me pidio que te de esto -se levanta para buscar algo en unos cajones-

–Ten, este pendrive contiene algunos archivos -me pasa el diminuto objeto-

–¿Sobre que es?

–Sobre ella

–De acuerdo, gracias -le sonrio- ya debo irme

–Te pedire un taxi

–Tranquila Evelyn puedo ir sola

–No te vayas sola, anda, lo pagare yo en recompensa del uber que una vez pagaron por mi tu y Claudia -me sonrie-

–Ese uber lo pago Claudia por las dos, un dia puedes devolverselo, ya sabes -le guiño el ojo-

–Oh, pues capaz algún día se lo devuelva -se sonroja-

Evelyn saca su celular para llamar a alguien por telefono.

Un coche no tarda en aparecer enfrente mismo de la casa.

Yo salgo para verlo, es un coche muy lujoso de la prestigiosa marca Mercedez Benz color negro.

Algo PasajeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora