23. Un domingo diferente

57 6 139
                                    

Narrador Omnisciente:

─¡Buenos días! ─exclamó Jhonny entrando a la habitación de Dammy.

Dammy se removió un poco, acostada en su cama y tapada bajo la gruesa colcha. La resplandeciente luz del sol ya se filtraba por la ventana de la habitación, más eso no detuvo a Jhonny de prender todas las luces, ocasionando que Dammy se tapase el rostro con su colcha.

─Dammy, ¿por qué duermes bajo esa colcha? Está haciendo calor ─preguntó Jhonny, acercándose a la cama de Dammy pero no recibió respuesta alguna─. Vamos, ¡levántate! ─le dijo, zarandeándola levemente─. Hoy es domingo, ¡hoy tendremos nuestra salida especial de padre e hija! ─le recordó, con esperanzas de lograr levantar a su hija, más la único que se ganó fue un gruñido de esta.

En ese momento Micky apareció, recién levantado de su camita, caminó entre las piernas de Jhonny y de un salto se subió a la cama de Dammy.

─Micky, ¿tú sabes lo que le pasa a Dammy? ─le preguntó Jhonny a Micky, haciendo referencia al evidente mal humor de Dammy.

─Miau ─maulló Micky, ladeando la cabeza de un lado a otro, como si negara.

─Levántate, Dammy ─le volvió a pedir Jhonny.

─Papá... ─La voz ronca de Dammy se escuchó debajo de la colcha─. No me siento bien...

─¿Cómo? ¿Qué sientes? ─preguntó Jhonny, destapando a Dammy, y entonces ahí pudo notar el estado de Dammy. Con notables ojeras y la mirada apagada, Dammy no tenía muy buena apariencia.

─Me siento caliente... ─balbuceó Dammy, entrecerrando los ojos.

─¿Caliente? ─Jhonny se agachó hacia Dammy y colocó su mano sobre su frente─. ¡Dios, Dammy, estás ardiendo en fiebre! ─exclamó, alarmado.

─Eso explica muchas cosas... ─respondió Dammy.

─De seguro que estar bajo la lluvia te hizo daño ─supuso Jhonny─. Espérame aquí, iré a traerte unos pañitos ─le dijo a su hija, para dirigirse a la puerta de la habitación─, no te vayas a ningún lado ─añadió.

─¿Tengo opción? ─respondió Dammy débilmente, pero su padre ya se había ido por la puerta. Dammy se giró a ver a Micky, sentado frente a ella en la cama─. Oh, hola Micky ─saludó.

Micky no contestó, solo se dedicó a mirarla fijamente con sus ojos amarillos. Acto seguido comenzó a caminar por la cama, hasta quedar cerca del rostro de Dammy, y colocó su pata sobre la frente de ella.

─No creo que haya sido la lluvia ─dijo Micky de repente.

─¿Eh? ─Dammy se mostró confusa.

─Que no creo que haya sido la lluvia la que te ocasionó la fiebre ─repitió Micky.

─Entonces, ¿qué crees que sea? ─preguntó Dammy.

─Creo que más bien tiene que ver con tus poderes chernimutantes ─comentó Micky.

─¿Cómo?

─Tal vez sea una especie de reacción a los nuevos poderes, la respuesta de tu cuerpo a la presencia de los microochernis ─respondió Micky.

─¿A ti ya te ha paso esto antes?

─No me ha pasado a mí, porque yo nací siendo un chernimutante. Pero si he visto a otros pasar por este periodo de adaptación ─respondió Micky.

─¿Y esto será grave? ─preguntó Dammy.

─No, tu cuerpo solo debe acostumbrarse a estos nuevos organismos ─opinó Micky.

La vida de una superheroínaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora