25. Madera de superheroína

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Narrador Omnisciente:
El sol de verano se levanta en medio del cielo, con sus potentes rayos solares, iluminando todo a su alrededor. Y aún a pesar del sol, un suave viento fresco hace que el clima sea perfecto. Un buen día para una salida de campo entre familia y amigos.

Mientras, dos niños de catorce años se pueden ver subiendo una colina, arrastrando cada uno su respectivo barril. La niña, de corto cabello pelirrojo y pecas en las mejillas, avanza con el barril más rápido; en cambio, el niño atrás suyo, rubio y flaco, se le hace más difícil la labor. Se trataban de Jack y Dammy, que habían salido de día de campo junto con sus respectivas familias, y ahora se encontraban realizando una nueva actividad los dos juntos.

─Ah, Dammy... ─jadeó Jack─. Ya no puedo más... ─sollozó.

─Ay, Jack, es la decimonovena vez que dices eso ─respondió Dammy.

─¡Es que en serio no puedo! ─se quejó Jack.

─¡No seas flojo, hombre! ─exclamó Dammy─. ¡No es para tanto!

─¡Dammy, estamos subiendo una colina y empujando unos pesados barriles cuesta arriba! ¡Esto SÍ es para tanto! ─exclamó Jack, molesto.

─Bueno, tienes un punto... ─admitió Dammy─. ¡Pero el esfuerzo vale totalmente la pena!

─¿Ah, sí? Ni siquiera sé porque estamos subiendo estos barriles por la colina, y cuando te lo pregunto tú no me lo quieres decir ─objetó Jack.

─Es una sorpresa ─dijo Dammy, con una sonrisa picarona─. ¡Pero te aseguro que te va a encantar! ¡Confía en mí!

─Uff, bueno... ─suspiró Jack, derrotado─. Sigamos.

─¡Ánimos, Jack! ¡La sorpresa va a ser fenomenal! ─añadió Dammy, alegre.

─Si tú lo dices...

Minutos después Jack y Dammy lograron subir la colina junto con los barriles.

─¡Hemos llegado al fin! ─Dammy lucía muy emocionada, mientras que detrás suyo Jack seguía jadeando del cansancio, apoyado en su barril.

─¿Ya? ¿Y cuál es esa dichosa sorpresa? ─preguntó Jack.

─Una que te va a gustar mucho... ─rió Dammy, de forma misteriosa.

─Ahora me está empezando a dar miedo esa sorpresa ─comentó Jack, perturbado ante la extraña sonrisa de Dammy.

─¡Jack! ¿Por qué crees que arrastramos estos barriles hasta la punta de la colina? ─exclamó Dammy, ignorando lo último dicho por Jack.

─Esa es exactamente la misma pregunta que me hago yo, Dammy ─respondió Jack.

─Pues, es simple... ─Dammy agarró del brazo a Jack y lo arrastró a su lado─. Los dos vamos a... ¡rodar colina abajo en los barriles! ─soltó la bomba.

─¡¿Qué?! ─chilló Jack, descolocado ante la idea sugerida por Dammy.

─Es fácil, solo debemos deslizarnos rodando dentro de los barriles por el trecho que subimos de la colina ─explicó Dammy.

─¡Dammy, esto está muy alto! ¡¡Nuestros padres se ven como hormiguitas allá abajo!! ─objetó Jack.

─¡Y eso lo hace aún mejor! ─respondió Dammy.

─¡¿Dammy, acaso estás loca?! ─vociferó Jack.

─Puede que sí... ─rió Dammy─. ¡Pero no puedes negar que es una idea genial!

La vida de una superheroínaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora