3 - Neblina

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Al llegar la noche, Seiya y Aioros se fueron a la casa de Sagitario. Querían estar a solas un rato, y poder hablar de sus sentimientos.

Al llegar ahí, los dos se sentaron al costado de las escaleras de la casa. Con Seiya sentado enfrente de él, acurrucado en sus brazos, ya que estába algo cansado de tanto correr.

"Seiya...?"

"¿Si?" susurro desde su posición, acercándose más hacia el.

Aioros no pudo evitar una sonrisa pequeña. Ese calor de su amado resonando con el, dándole una sensación cálida y llena de paz.

"Te puedo preguntar algo?" dijo mientras le acariciaba su cabello.

"Mhm" dijo Seiya, disfrutando de la caricia del mayor.

"Desde...hace cuanto te has sentido así por mi?"

Seiya se sonrojo a tal pregunta, levantándose un poco para mirar a Aioros. En verdad, era una pregunta que el mismo se hacía. Pero, tal vez tenga su respuesta.

"Bueno... yo creo que fue, el día que tu...me hablaste al regresar...en el momento q-que...regresaron todos..." le respondió Seiya mirando hacia el otro lado, evitando la mirada del otro, sabiendo que tal vez no debió decir nada.

El recuerdo le traía memorias de aquel día que todos los caballeros de oro se sacrificicaron en el Muro de Lamentos. Dando sus vidas con esperanzas de darles una ventaja al ganar contra Hades.

Aioros suspiro un poco, postrado una mano a la mejilla del castaño, haciendo que lo viera un vez más. Al ver su mirada cristalina, llena de tristeza, le causó dolor a si mismo.

En verdad no esperaba que el también sintiera esa chispa entre ellos en el mismo momento que el. Desde el momento que el fue devuelto a la casa de sagitario, con su alma ya sanada y viva, en los primeros que el pensó fue en Aiolia, obviamente, pero también por una extraña razón, en el caballero de Pegaso. Seiya.

Se había cuestionado en porque aquel le vino a la mente, por su parte, pensó que era por la connection que tenían con la armadura de Sagitario.

Si solo superiora la verdadera razón.

Con su pulgar le seco la lágrima caída en el rostro de su nuevo amor, dándole un beso suavemente en sus labios que temblaban. Dejándole saber que estaba aquí, vivo, y listo para estar junto a él.

El beso fue cálido, lleno de amor, pero a la vez triste. Y no sabían el porqué.

Al separarse, Seiya suspiro un poco, tembloroso por los recuerdos que esa batalla le trajo a su mente. Traumas que lo perseguían todas las noches. Tantas veces el pudo morir, tantas veces en las que el vio a tantos ser heridos y matados.

Todas las batallas que el tuvo con los caballeros de Hades le trajo tristeza, sabiendo que se pudieron evitar si solo- ... si solo ellos no hubieran tenido que salvar a Athena.

Con cada día que pasaba, se sentía más confundido al porqué, el tenía que protegerla. Dudas se formaban en su mente, dudas sobre si el de verdad le quería servir el resto de su vida.

Aioros lo saco de esos pensamientos al acercarlo más hacia el. Abrazándolo de una manera que le traía protección y calidez.

Cerro sus ojos, y se enfoco en sentir los latidos de aquel corazón del caballero de oro. Latidos con un ritmo único, que lo hacían caer en un profundo abismo de euforia.

Aioros no necesitaba saber más, con lo que el le dijo, fue más que suficiente. Desde el día que se volvieron a encontrar después de su regreso a la tierra, el había sentido una sensación nueva al estar con el castaño. Y por el momento, ese era su entendimiento del porqué surgió este amor repentino.

Verdad..?

Con un suspiro relajado, el mismo se aferraba a su amado, reclinando su cuerpo contra el borde de las escaleras. Cerrando sus ojos y acariciando el cabello de Seiya.

Los dos se quedaron dormidos. La noche casi llegaba a su fin, pero no sin antes hacer de las suyas. Algo que separaría a estos dos, sin ningún remordimiento.

~

"Ay no puede ser-" Aiolia se río a si mismo al ver cuando la pareja se había escapado de la fiesta. En verdad que le daba felicidad al verlos tan felices.

Cuando la fiesta se había acabado, muchos estaban borrachos, o partían con mucho cansancio.

Los caballeros de oro parecían haber sido los primeros en caer por las borracheras, siendo cargados por los que no habían tomado.

Aldebaran, el muy pobre, se encargo de llevar a Máscara de la Muerte, junto a Milo, quienes se estaban riendo entre sus estados atontados y dormidos.

Dohko, se iba con Saga en su espalda, ya dormido con tanto cansancio de estar preparado la fiesta. Se fue junto a Shyriu también.

Shun y Ikki estaban ayudando a la gente que no podían levantarse con tremenda borrachera. De verdad que esa gente sabia dar fiesta.

Afrodita, junto a Camus y Hyoga, se encargaron de recoger un poco, ya que por alguna razón, eran los que parecían estar más despiertos que nunca.

Aiolia se eligió en ir a su casa de inmediato, ya que estar bailando tanto le trajo un cansancio enorme.

Salió de la sala de fiestas después de despedirse de los que restaron ahí, dirigiéndose para su casa. Tendría que pasar por la casa de Sagitario, y tal vez se toparia con los nuevos enamorados de la noche.

~

Mientras la pareja estaba durmiendo tranquilamente, una aura negra se esparció por la casa, una neblina se apoderó de el lugar, y la temperatura bajo sumamente.

Seiya fue el primero en darse cuenta, ya que sintió un repentino frío. Abrió sus ojos, y miró a su amado, quien estaba durmiendo profundamente. Dio una sonrisa leve, al dejarle un beso en su mejilla. No lo quiso molestar, así que se separo lentamente, y se levantó.

Tembló un poco a la falta de calor, y se abrazo a si mismo, su respiración dejaba unas nubes de calor en el aire mientras bajo un poco las escaleras donde se habían quedado.

Vio más hacia adentro de la casa, tratando de encontrar de donde venia tanto maldito frio. Con una curiosidad repentina, camino hacia donde parecía provenir. Sin saberlo, el se encontraba en un transe ligero, pero con su conciencia todavía ahi.

Llego a donde aparecia haber una grieta en el suelo, y desde ahí venía neblina negra, y a decir verdad, le estaba causando nauseas. Su mirada se nublaba más y más.

Se sostuvo su cabeza, sintiendo un dolor repentino, temblando ya casi todo su cuerpo, se sintió a sí mismo caer un poco hacia atrás. Se iba desmayado poco a poco.

En ese momento, una figura negra se postró atrás de el, sosteniendo a Seiya por la cintura mientras el otro se desmayo por completo, cayendo en un profundo sueño.

Una sonrisa en aquella figura se hizo visible.

Tal persona levantó a Seiya en forma de novia. La cabeza del castaño se reclino en su pecho. Esta vez, se aseguraría que los únicos latidos que el escuchará, fueran los suyos.

Tofu

Amor Prohibido // Saint SeiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora