Los Guardianes Shen

Capítulo 9

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El corazón de Jiu-ge se aligeró de repente.

La energía resentida había desaparecido.

Un gesto parecido a una sonrisa detrás de su ventilador demostró su alivio ante la situación. El plan de su A-Yuan había funcionado.

Sin embargo, todavía no podía ir a verlo. Se encontraba con los otros dos niños en la sala principal a varios metros de distancia del desastre. En un falso intento por "calmarlos".

Ambos estaban sentados encima de unos cojines de algodón un tanto preocupados.

-- Shizun, este discípulo ya no escucha nada -- Ming Fan elevó una ceja -- ¿Estamos a salvo?

La vista estoica del ser místico se dirigió al preadolescente sin mucho afán. Abrió sus labios ligeramente detrás de su abanico, pero antes de que pudiera emitir un sonido, fue interrumpido:

-- ¡Yo todavía tengo mucho miedo!

-- ¡Eevee!, ¡Eevee!

La niña abrazó a la bolita de algodón temblorosa entre sus brazos con un puchero -- ¡Esa criatura sonó muy aterradora!, ¿y si sigue afuera?, ¡Hasta hizo orinar a Eevee del susto! Shizun, ¿No te irás de nuestro lado, verdad...?

Jiu-ge contempló su angustia sin muchos ánimos. Viendo como la zorrita también temblaba de miedo exagerado cuando conectó miradas con él. Emitió un suspiro cansino.

Criar niños no era nada fácil.

-- A-Ning no debe tener miedo -- con un poco de firmeza, quiso enfatizar -- Ella debe ser fuerte, una mujer independiente.

Pero extendió sus ojos cuando fue abrazado atrevidamente por la cintura.

-- ¡No Shizun!, ¡Shizun me prometió que estaría a mi lado para siempre!, ¡Que me cuidará y no me abandonará!, ¡Esta discípula todavía necesita cuidados!, ¡No la abandone!

-- ¡Eevee!, ¡Eevee!

Jiu-ge escuchó su berrinche con un sentimiento de "válgame Dios". Ya conocía este discursito de ella y siempre se lo sacaba en cara para chantajearlo.

-- ¡Ning-shimei!, ¡No temas! -- Ming Fan infló su pecho y agrandó su sonrisa como todo un fanfarrón -- ¡Yo te protegeré!

-- ¡No! -- ella se quejó al verlo -- ¡No eres ni capaz de matar una mosca!

Ming Fan se impresionó y sus pequeñas mejillas se coloraron -- ¡No es cierto!, ¡Eso solo pasó una vez!

-- ¡Eevee!, ¡Eevee!

El alma mistica comenzó a hartarse por sus gritos y niñerias. Que nadie se le ocurriera pedirle una pizca de paciencia a este sujeto, porque hay si es verdad que no tenía ni para él. Así de obstinado era.

Como Espíritu Guardián de la Montaña debe estar resolviendo asuntos importantes. No perder su tiempo con juegos baratos.

-- Escúchenme los dos.

Ambos lo miraron asustados por su presencia cuando escucharon su firmeza. La niña se alejó de su regazo intimidada cuando sintió la mala tensión que provocaban sus corrientes frías.

-- Esperaran allí sentados un momento mientras Shizun regresa -- ambos niños sudaron frío cuando escucharon lo peor -- Shizun se irá.

Jiu-ge adelantó sus pasos antes de que Ning YingYing protestará con otro de sus berrinches interminables. Dando una sentencia definitiva al niño más grande de la casa: