Capítulo 9

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Toda la tarde me la pase pensando en Isabel, mi culpabilidad aumentaba cuándo le llamaba y me mandaba a buzón. Estaba tremendamente enojada.
Hoy intentaría volver con nuestra rutina, odiaba estar enojada con ella, era como si estuviera en contra de mi misma.

Salí del mercedes, no veía por ningún lado el auto de Isabel en el estacionamiento del instituto, lo más probable era que aún no llegaba o alguien más la había traído, aún así decidí esperar sentada en el cofre del auto.

Isabel no llegaba y yo seguía esperando su llegada, me levante del auto y opte por mandarle un mensaje, pero al instante me arrepentí, tal vez ella no me respondería, tal vez sigue molesta. En ese momento un BMW negro se aparcó en la esquina del estacionamiento, una chica rubia salió de él, conocía perfectamente ese aspecto, era Isabel, pero ¿el auto de quién era?.
¡Claro! Recuerdo que el día que nos conocimos, Ross me llevó en su auto y era exactamente igual. Mis sospechas fueron confirmadas cuando la puerta del piloto se abrió y un chico rubio y bien hecho salió del auto. Efectivamente, él era Ross.

¿Por qué Isabel está con Ross? Ella me dijo claramente que él no le da buena espina. Los celos se estaban haciendo presentes en mi sistema, no podía estar celosa de mi mejor amiga.

Me estaba dando la vuelta pero fue entonces que Ross se acercó a Isabel y la abrazó, no parecía un abrazo amistoso o de conciliación era algo más que eso.
Hace un día le había dicho lo mucho que Ross me gustaba, la deje sola y pareciera que ella aprovecho la oportunidad para meterse en su vida o más bien esto era una venganza para que me diera cuenta lo mucho que me estaba perdiendo. Recuerdo que incluso me dijo que estaba muerta por Dalton, no me sorprendería que lo hubiera hecho solo para quedarse con el chico que tanto anhelo. Recordaba sus palabras, ella me dijo que Ross era uno de los chicos más buenos que había conocido ¡maldita traicionera!

De todas las personas, incluso Thomas y de mi madre lo hubiera creído, pero de Isabel no.
Saque mi celular y fingí tomar una llamada, tenía que pasar de su lado para poder entrar al instituto menuda suerte que me cargaba.
Me aproximé a ese par en zancadas, no quería que me notaran, pase de su lado con el corazón hecho trizas, una parte por la traición de Isabel y la otra, por Ross ¡maldita la hora en que lo conocí!

Ya estaba sana y salva en el pasillo caminando hasta el salón de química, bastante tenía con esto y ahora me encontraría con Samantha.

—Eliza — la voz de Isabel tocó mi nombre en un tono demasiado fuerte.

No pensaba volverme, no era lo suficientemente capaz de mantener una conversación con ella.

—Eliza —Isabel volvió a llamar —¡Eliza! —está vez se adelantó hasta llegar frente a mí.

—¿Qué quieres? —pregunté fríamente.

—¿Que qué quiero, Eliza, qué es lo que te sucede? —me miró con el ceño fruncido.

—Creo que sabes bien lo que me sucede —respondí de la misma forma.

—No, no sé. Últimamente te has comportado como una niña. Eliza ya no te reconozco —sus palabras estaban atacando mi sistema nervioso, mis ojos se llenaban de lágrimas.

—¿Por qué lo hiciste? —no parecía un reclamo, más bien un susurro.

—¿De qué me estas hablando? —tardó unos segundos en comprender —Espera, no. ¿acaso crees que tengo algo con...? No, Eliza no, como pudiste ser capaz de... —una risita nerviosa se escapó de sus labios gruesos.

No me moleste en escucharla, su risa había echado todo a perder, ahora estaba mas molesta que antes.

—¿Qué es tan gracioso? — pregunté de pronto.

INFELIZ |Ross Lynch|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora