Capítulo 12

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Pasé entre el gentío, necesitaba respuestas, necesitaba estar segura de lo que había visto o de que solo era un pobre invento de mi imaginación.
Él caminaba muy rápido, como si quisiese escapar de algo, solo esperaba que no fuera de mí.
Me estaba acercando a él, a medida que me iba aproximando, las lágrimas ya picaban en mis ojos, solo quería abrazarlo y decir todo lo que me hubiera gustado decir; aún lo quería, aún sentía algo por Zack, porque se podría decir que ambos aún estábamos saliendo.

El chico caminó hasta una puerta negra y la cerró, enseguida cuando llegué hasta allí abrí la puerta, por fortuna estaba sin seguro. El cuerpo me temblaba y mi respiración era agitada, ¡lo necesitaba!

Cuándo abrí la puerta, todas mis ilusiones se fueron a la mierda, no veía a Zack por ningún lado, el chico ni siquiera estaba aquí, en cambio estaba Ross mirándome con una expresión dura, estaba enojado y esperaba que no fuera por mí. Él estaba frente a un escritorio y del otro lado del escritorio descansaba un joven moreno con joyas de oro y ropa de diseñador; seguro él era el anfitrión de la fiesta.

—¿Qué haces aquí? —la voz de Ross temblaba.

—Lo siento... Yo, creí haber visto a alguien, no fue mi intención —quería parecer relajada pero no pude.

—¿Qué es de ti? ¿es tú novia? —el chico rico le preguntó a Ross con cierta picardía.

—No, es solo una amiga —Ross respondió sin dejar de mirarme.

¿Qué? ¿Mis oídos habían escuchado lo que él había dicho? ¿Acaso me estaba negando? Una rabia y tristeza me tenían dominada en estos momentos.

—Salgan de aquí — ordenó el moreno.

No hacía falta que me lo dijera, yo solo quería salir y llorar. Ross era la única salida para mi depresión, creo que desde un principio me equivoqué.
No tenía deseos de dejar todo esto en el aire sin haber hablado, pero me sentía incapaz de poder decir algo.

Salí del lugar sin prestar atención hasta el elevador, las puertas tardaban en cerrar, Ross salió del departamento y corrió hasta el elevador; presione rápidamente todos los botones de este, pero Ross ya había entrado al reducido espacio. Mi suerte siempre era una mierda, estaba pensando seriamente en ver a un brujo.

—Eli —Ross se estaba aproximando e inmediatamente me retire.

—No lo entiendo, ¿por qué me negaste de esa forma?, entonces, yo soy tu amiga para todos —, no quería llorar, pero la manera en la que me negó dolía, le dolía a mi orgullo.

—No, no pienses eso, yo nunca te negaría.

Una risa amarga salió por mi garganta.

—¡Yo lo escuche!, ya no puedes negarlo. Solo dime una cosa, ¿somos novios públicamente o solo es entre tú y yo? Necesito estar enterada —en estos momentos ya era imposible parar.

—No lo entiendes, solo se lo he dicho a una persona. Eliza esto no es un juego —su mirada era fría, ¿qué escondía?

—¿Que no lo entiendo? Entiendo que hace unos momentos me negaste como tu novia, ¿qué es lo que pretendes? —mi tono de voz subía cada vez más.

No me respondió, en su lugar se quedo callado hasta que el elevador llegó a la recepción. Mi objetivo era salir e ir sola a casa, tenía que resolver todo esto sin Ross a mí lado, quería saber si esto de verdad era en serio.
Cuando salí por las puertas principales, tomé la dirección contraria a donde Ross había estacionado el auto.

—¿Qué haces? — me tomó por la muñeca y me hizo parar en seco.

—Suéltame —estaba mas que furiosa, si seguía así le daría un golpe en el estomago.

INFELIZ |Ross Lynch|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora