Capítulo 24

176 9 1
                                    

Advertencia: este capítulo tiene contenido sexual explicito, si no es de tu agrado te recomiendo no leer y esperar la próxima actualización :)

—¿Hola? ¿hay alguien ahí?

La voz femenina retumba en mis oídos y no puedo pasar desapercibida esa voz chillona tan familiar.

—S-sí, ¿q-quién habla? —tartamudeo al hablar y quiero darme de topes en la pared.

—¿Eres su hermana? Bien, soy Samantha, supongo que no me recuerdas —se calla por un momento esperando alguna respuesta pero soy incapaz de confiar en mi voz en estos momentos—. La semana pasada olvide mi camisa en su departamento y es evidente que la quiero de vuelta, ¿podrías darle este mensaje y decirle que iré mañana mismo por ella?

—S-sí —una vez más el nerviosismo hace de las suyas y temo que haya descubierto mi identidad.

—También me gustaría que le dijeras que lamento lo de la otra noche y que realmente lo echo de menos —suelto un suspiro bastante fuerte y ella parece notarlo —. ¿Estas bien? Suenas bastante extraña.

Asiento con la cabeza y al notar que sigo hablando por teléfono trago duro para responder, ni siquiera conocía a la hermana de Ross, no sabía en realidad cómo era su voz o si en serio conocía a Samantha.

—Estoy bien, gracias por preguntar —pero en realidad siento como mi mandíbula tiembla.

Corto la llamada y siento el impulso de gritar; de un momento a otro pierdo la compostura y comienzo a llorar, tenía mi suma confianza en Ross y ahora...esto.

Siento una punzada en el pecho y el dolor me nubla la vista. No es justo, no es justo que esto sea así, ¿por qué cuando todo parece ir de maravilla el destino se asegura de que no sea de ese modo?

Estoy hasta la mierda, lo peor de todo es que pensaba que esto no era real, creía que Ross no me había engañado y que esto tenía de alguna forma una explicación, pero todo ya está dicho ¿verdad?.

¿Qué haría a continuación? ¿cómo demonios me enfrentaría a Ross? No puedo pensar claramente debido al dolor intenso en mi garganta. Me preocupaba la forma en la que vería a Ross a partir de ahora y lo cierto es que no quería verlo nunca más. No podía resistir la sola idea de tenerlo en el mismo lugar que yo, de tener a la persona que me vio la cara de estúpida durante todo este tiempo.

Subo a la habitación y busco algún tipo de prenda que me pueda cubrir del frío de allí afuera, y, entre todas las prendas encuentro una camisa femenina, no se necesita mas explicación para saber que le pertenece a Samantha.

Las lágrimas osan por nublarme la vista pero inmediatamente aprieto los ojos para que estas desaparezcan.

Si tan fácil fuera desaparecer el dolor al igual que las lágrimas estaría muy agradecida por ello.

Cuando salgo de la habitación, el sonido de unas botas dentro de la sala me paralizan por segundos y trago saliva fuertemente.
Me siento tan ansiosa, enojada y triste a la vez que no sé si podre fingir estar bien.

La melena rubia es lo primero que me detengo a ver antes de que Ross me mire directamente a los ojos: su mirada cansada tenía algo diferente, no era aquella con aspecto relajado, parecía bastante tensa.

Ninguno de los dos se mueve de su lugar.
El silencio reina en el lugar y lo único que se puede escuchar son nuestras respiraciones aceleradas.

Ross no dice nada, pero toma la iniciativa y se acerca poco a poco a mi.
Quiero retroceder, en serio quiero hacerlo, pero es como si tuviera un campo magnético debajo de mis pies y me impidiera moverme de donde estoy, lo cual odio; odio no poder depender de mi, odio sentirme así con tan solo mirarlo.

INFELIZ |Ross Lynch|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora