Capítulo 2

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¡Gracias por seguir leyendo!

Estábamos en la cafetería, no había rastro ni de Thomas ni Isabel, Ross estaba a mi lado mirando un punto desconocido.

"¿En donde están? Chicos estoy en la cafetería les quiero presentar a alguien, ¡dense prisa!

Eli."

—Mis amigos deben estar por ahí —le mencione a Ross

Nuestras miradas se cruzaron, ¡madre mía! amaba sus ojos marrones, pero en el fondo su mirada se tornaba de un color más oscuro conforme transcurrían los segundos.

—¡Eliza! No te veía por ningún lado —Isabel me devolvió al ambiente del espacio.

—Chicos quiero presentarles a Ross, es nuevo. Viene de Chicago y no conoce a nadie por aquí. — le mencioné a los compañeros con los cuales compartía una gran historia.

—No era necesario que dijeras todo — susurro Ross a mi oído

¡AY! Ross estaba dando en mi punto bajo, amaba que me susurrara. Este chico me estaba ganando.

—Muy tarde —. Sonreí.

Ni Isabel ni Thom eran capaces de articular palabra, los comprendía muy bien, pues si otro chico me hubiera hablado al oído le hubiera dado una patada en el culo.

—Hola, me llamo Isabel soy la mejor amiga de Eliza, bueno mas bien es mi hermana perdida solo que nuestros padres no son capaces de decírnoslo —. Dijo Isabel con toda confianza

—Soy Thomas Murray ten cuidado con Eliza, un día le rompió la nariz a un chico solo por decirle un piropo —.  Menciono Thom.

—¿Un piropo? ¡Thomas, él me agarró el trasero! ¿Qué querías que hiciera? —.  Me dirigí a Thomas.

—Aun así, esta chica es peligrosa —. Culminó.

Ross soltó una carcajada.

—Pues entonces supongo que debo alejarme de ella —.  Dijo Ross

<<Mataré a Thomas por mencionar tal cosa.>> Estaba claro que mi subconsciente había tomado ventaja.

Sonó la chicharra. Esta vez me tocaba química con Isabel, entramos al aula.
Lo primero que vimos fue a un grupo de alumnos alrededor de una sola persona: Samantha, la capitana del equipo de porristas. La típica zorra que todo el género masculino deseaba, pero sólo los sujetos con cierta popularidad (y con novia, principalmente) poseían; para muchos, el tener a Samantha Dawson en su cama significaba sobresalir entre la multitud, y para otros una persona más del montón.

Samantha tenía la capacidad de humillar a quien quisiese, era un ser despreciable que disfrutaba de la desgracia de los otros mientras que ella se llenaba de comentarios estúpidos. Pareciera que la sociedad escolar amara todo aquel acto que ella practicaba.

La relación que manteníamos era completamente nula, su aprecio hacia mí era como su capacidad cerebral: inexistente.

Justo cuando pretendía pasar sigilosamente a su lado, centró toda su atención hacia mi, dedicándome una mirada asco. 

—Es el primer día y no te has resistido a ir detrás de los nuevos, ¿no es así? —. Su voz chillona resaltaba entre la multitud de alumnos.

Sabía que esto lo decía por Ross, ¡que descarada era! Ella tenia sexo con el que se le pusiera en frente y se atrevía a decir tal cosa, ¡vaya, que comentario tan idiota!

—Oh claro que no, quiero que sepas que fue el quien me pidió que pasaríamos tiempo juntos —. Respondí con una rabia incipiente.

No tenia por qué darle explicaciones, lo que yo hacía no tendría por qué importarle, en realidad; pero simplemente no podía evitar irme sin más, ella tenía que saber que por una vez yo había vencido.

INFELIZ |Ross Lynch|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora