Capítulo 23

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Miro a Ross con un toque de pánico y él parece notarlo. Asiente con la cabeza y sé que trata de tranquilizar mi nerviosismo.
Siento el colapso en mi interior pero me obligo a seguir mirándolo.
Desde su lugar me hace una indicación con su cabeza y miro hacia el lugar a donde me ha indicado.
Es una salida de emergencia.

Me encamino sigilosamente hacia aquella puerta con un miedo indescriptible.

La puerta principal se abre dando como señal la entrada de un cliente. Evito mirar pero estoy segura que se trata de esos tipos ya que algunas personas se han parado de sus asientos.

La salida de emergencia aún esta lejos de mi alcance; el baño de caballeros es lo mas cercano y entonces no dudé en entrar.

El lugar se mira impecable y un recuerdo estúpido de los antiguos baños de mi secundaria me hacen querer reír de tal diferencia, pues el conserje acostumbraba lavarlos sólo cuando la supervisión se hacia presente; estábamos hablando de cada mes. Sacudo mi cabeza para alejar esos pensamientos idiotas y seguir con mi tarea.

Abro la puerta del fondo y una pequeña ventana roba mi atención.

Subo al inodoro y trato de abrir ésta, pero mis dedos terminan siendo un manojo de dolor.
Bajo y unas manos me toman por la cintura, siento la sangre subir a mi cabeza y el palpito de mi corazón desbocado.

El desconocido restriega su rostro por mi cuello y comienza a llenarlo de besos.
Un sinfín de imágenes comienzan a invadir mi cabeza. Los golpes de Zack. Los besos forzosos. Zack estando dentro de mi... Zack.

Comienzan a caer lágrimas por mis mejillas. <<No otra vez por favor>>.

Cierro los ojos y comienzo a manotear. Siento algo muy dentro de mi que quiere salir para nunca regresar.

—Tranquila amor. Estoy aquí, ¿sí? ¿esta bien? Estoy aquí, todo esta bien, todo esta bien —las manos cálidas de Ross tocan mi rostro.

Llegamos hasta el piso y me quedo dormida en pleno baño.

***

Una conocida melodía de Amy Winehouse se escucha en el aire y me debato entre abrir los ojos o no.
Me da vergüenza saber lo que sucedió en aquel lugar; pero por otro lado necesito saber qué fue lo que sucedió con los tipos que encontramos.

—Al fin despiertas —dice Ross con aquel tono tan dulce—. Estaba muy preocupado por ti.

—¿Qué demonios pasó con esos hombres?— pregunto con evidente pánico en mis palabras.

—No deberías preocuparte, solo fue una falsa alarma. Pero está bien; cuando veamos algo sospechoso deberemos hacer lo que hicimos cariño.

Una parte de mi parece relajarse, mientras que la otra no se puede quitar de encima la desesperación de saber qué me sucedió en aquel lugar.

—Ross, quiero disculparme. Yo no quería actuar de esa forma, yo no te quería rechazar, solo que...

—¿De qué mierda hablas Eliza? —su ceño se frunce y mi confusión no da para más.

—De lo que pasó hace unos momentos, en aquel lugar.

Ross se aparca en algún descanso de la carretera y apaga el motor para después mirarme a los ojos.

Mis manos comienzan a sudar y siento como escurre sudor por mi frente.

—No había nadie en aquel sitio Eliza. Estabas tú sola en todo ese lugar.

—Estabas tú, Ross.

—Llegue en cuanto escuché tus gritos. Comenzaste a manotear y gritar, en serio me asuste.

INFELIZ |Ross Lynch|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora